Los arqueólogos están fascinados ante la misteriosa vasija de 5.000 años procedente de un antiguo cementerio
El objeto destaca por su delicado trabajo y su inusual diseño.

Un extraño recipiente de piedra, creado hace unos 5.000 años y hallado en una tumba egipcia, sigue cautivando a arqueólogos y curiosos. Se trata del disco de Sabu, un objeto cuya forma y función continúa siendo un auténtico desafío para la investigación moderna.
El artefacto fue descubierto en 1936 en la necrópolis de Saqqara, dentro de la tumba de Sabu, un alto funcionario de la Primera Dinastía egipcia (c. 3000–2890 a. C.). Aunque la cámara funeraria había sido saqueada de joyas y metales preciosos, el esqueleto del difunto permanecía casi intacto en su ataúd de madera, acompañado de diversos objetos funerarios.
Un hallazgo único en su tipo
La vasija, elaborada en metasiltita ––una roca sedimentaria de grano fino ligeramente metamorfizada––, apareció originalmente rota en varios fragmentos. Tras su restauración, pasó a formar parte de la colección del Museo Egipcio de El Cairo. Con un diámetro de 61 centímetros y apenas 10 centímetros de altura, el objeto destaca por su delicado trabajo y su inusual diseño.
Según el medio Hamburger Abendblatt el egiptólogo británico Walter B. Emery, quien excavó la llamada Mastaba de Sabu, describió el artefacto como un cuenco ornamental de tres lóbulos. Desde el borde del recipiente se elevan tres alas curvas, finamente talladas, que evocan formas sorprendentemente modernas, como una hélice, un volante o un tapacubos visto desde arriba.
Entender el antiguo Egipto
La tumba de Sabu es considerada una de las mastabas monumentales más antiguas de Saqqara. Además del disco, contenía recipientes de piedra y cerámica, herramientas de sílex y cobre, así como los restos de dos bueyes sacrificados. Estos hallazgos aportan valiosa información sobre el surgimiento de las élites gobernantes y las prácticas funerarias en los inicios del Estado egipcio.
Pese a décadas de estudio, la función exacta del objeto sigue siendo incierta. Aunque vasijas de piedra anchas y planas eran comunes entre las dinastías I y III, el diseño del disco de Sabu no tiene paralelos claros. Esto ha dado lugar a múltiples teorías: desde un uso práctico hasta interpretaciones más especulativas que sugieren conocimientos tecnológicos avanzados o incluso influencias extraterrestres.
Un misterio
Investigaciones más recientes plantean que pudo utilizarse como recipiente para la maceración de ingredientes, por ejemplo, en la producción de cerveza. Sin embargo, muchos expertos consideran más probable que se tratara de un objeto ritual. La extrema delicadeza de su elaboración y el material elegido parecen poco adecuados para un uso cotidiano.
La hipótesis más aceptada es que el disco de Sabu formaba parte del ajuar funerario, destinado a almacenar simbólicamente alimentos, aceites u otros bienes necesarios en la otra vida. Aun así, su diseño singular sigue desafiando a los investigadores y convirtiéndolo en uno de los objetos más intrigantes del antiguo Egipto.
