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Este país es rico gracias a internet después de que le llovieran millones de euros por este dominio tan demandado

Este país es rico gracias a internet después de que le llovieran millones de euros por este dominio tan demandado

Es el cuarto país más pequeño del mundo.

Este país es rico gracias a internet después de que le llovieran millones de euros por este dominio tan demandado

Es el cuarto país más pequeño del mundo.

Este país es rico gracias a internet después de que le llovieran millones de euros por este dominio tan demandado

Es el cuarto país más pequeño del mundo.

Este país es rico gracias a internet después de que le llovieran millones de euros por este dominio tan demandado

Es el cuarto país más pequeño del mundo.

Este país es rico gracias a internet después de que le llovieran millones de euros por este dominio tan demandado

Es el cuarto país más pequeño del mundo.

Vista aérea de Tuvalu.Getty Images

No fue ni el petróleo, ni el oro, ni el turismo masivo. Lo que transformó la economía de Tuvalu, un pequeño país insular del Pacífico sur con poco más de 10.000 habitantes, fue su nombre de dominio en Internet, un recurso poco habitual.

Gracias al valioso sufijo “.tv”, que coincide con la abreviatura universal de “televisión”, este diminuto archipiélago pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a disfrutar de una de las rentas per cápita más altas a comienzos del siglo XXI.

En una época donde el mundo empezó a ser cada vez más digital, Tuvalu vio una oportunidad de oro y demostró que hasta un país pequeño puede jugar un gran papel si sabe aprovechar las ilimitadas oportunidades que ofrece internet. 

De números eróticos al negocio digital global

En el año 2000, el Gobierno de Tuvalu firmó un contrato multimillonario con la empresa estadounidense Idealab, que a través de su filial DotTV obtuvo los derechos para comercializar el dominio .tv a nivel global. El acuerdo garantizaba a Tuvalu unos 50 millones de dólares anuales durante 12 años, una cifra que, para un país cuyo presupuesto nacional era entonces de apenas 14 millones de dólares, supuso una auténtica revolución financiera.

Antes de este golpe de suerte digital, Tuvalu obtenía buena parte de sus ingresos de exportaciones tan insólitas como los números de teléfono erótico internacional. Pero el nombre de su dominio nacional, asignado por la entidad que regula los dominios de Internet, la ICANN, abrió la puerta a la era de los ingresos virtuales.

Un gran dominio

Aunque inicialmente Tuvalu había firmado con una empresa canadiense, el contrato no prosperó y fue reemplazado por el acuerdo con DotTV, que cumplió sus compromisos. Ya en 2001, el país había recibido 15,5 millones de dólares en apenas nueve meses, y los fondos se destinaron a infraestructura, educación, salud y telecomunicaciones.

El dominio .tv se convirtió en un imán para empresas de medios, plataformas de streaming y creadores de contenido audiovisual de todo el mundo, que buscaban direcciones web atractivas y relacionadas con la televisión o el vídeo. Actualmente, no es uno de los dominios más registrados globalmente, aunque sí es uno de los más valiosos en el mundo audiovisual.

No fue ni el petróleo, ni el oro, ni el turismo masivo. Lo que transformó la economía de Tuvalu, un pequeño país insular del Pacífico sur con poco más de 10.000 habitantes, fue su nombre de dominio en Internet, un recurso poco habitual.

Gracias al valioso sufijo “.tv”, que coincide con la abreviatura universal de “televisión”, este diminuto archipiélago pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a disfrutar de una de las rentas per cápita más altas a comienzos del siglo XXI.

En una época donde el mundo empezó a ser cada vez más digital, Tuvalu vio una oportunidad de oro y demostró que hasta un país pequeño puede jugar un gran papel si sabe aprovechar las ilimitadas oportunidades que ofrece internet. 

De números eróticos al negocio digital global

En el año 2000, el Gobierno de Tuvalu firmó un contrato multimillonario con la empresa estadounidense Idealab, que a través de su filial DotTV obtuvo los derechos para comercializar el dominio .tv a nivel global. El acuerdo garantizaba a Tuvalu unos 50 millones de dólares anuales durante 12 años, una cifra que, para un país cuyo presupuesto nacional era entonces de apenas 14 millones de dólares, supuso una auténtica revolución financiera.

Antes de este golpe de suerte digital, Tuvalu obtenía buena parte de sus ingresos de exportaciones tan insólitas como los números de teléfono erótico internacional. Pero el nombre de su dominio nacional, asignado por la entidad que regula los dominios de Internet, la ICANN, abrió la puerta a la era de los ingresos virtuales.

Un gran dominio

Aunque inicialmente Tuvalu había firmado con una empresa canadiense, el contrato no prosperó y fue reemplazado por el acuerdo con DotTV, que cumplió sus compromisos. Ya en 2001, el país había recibido 15,5 millones de dólares en apenas nueve meses, y los fondos se destinaron a infraestructura, educación, salud y telecomunicaciones.

El dominio .tv se convirtió en un imán para empresas de medios, plataformas de streaming y creadores de contenido audiovisual de todo el mundo, que buscaban direcciones web atractivas y relacionadas con la televisión o el vídeo. Actualmente, no es uno de los dominios más registrados globalmente, aunque sí es uno de los más valiosos en el mundo audiovisual.

No fue ni el petróleo, ni el oro, ni el turismo masivo. Lo que transformó la economía de Tuvalu, un pequeño país insular del Pacífico sur con poco más de 10.000 habitantes, fue su nombre de dominio en Internet, un recurso poco habitual.

Gracias al valioso sufijo “.tv”, que coincide con la abreviatura universal de “televisión”, este diminuto archipiélago pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a disfrutar de una de las rentas per cápita más altas a comienzos del siglo XXI.

En una época donde el mundo empezó a ser cada vez más digital, Tuvalu vio una oportunidad de oro y demostró que hasta un país pequeño puede jugar un gran papel si sabe aprovechar las ilimitadas oportunidades que ofrece internet. 

De números eróticos al negocio digital global

En el año 2000, el Gobierno de Tuvalu firmó un contrato multimillonario con la empresa estadounidense Idealab, que a través de su filial DotTV obtuvo los derechos para comercializar el dominio .tv a nivel global. El acuerdo garantizaba a Tuvalu unos 50 millones de dólares anuales durante 12 años, una cifra que, para un país cuyo presupuesto nacional era entonces de apenas 14 millones de dólares, supuso una auténtica revolución financiera.

Antes de este golpe de suerte digital, Tuvalu obtenía buena parte de sus ingresos de exportaciones tan insólitas como los números de teléfono erótico internacional. Pero el nombre de su dominio nacional, asignado por la entidad que regula los dominios de Internet, la ICANN, abrió la puerta a la era de los ingresos virtuales.

Un gran dominio

Aunque inicialmente Tuvalu había firmado con una empresa canadiense, el contrato no prosperó y fue reemplazado por el acuerdo con DotTV, que cumplió sus compromisos. Ya en 2001, el país había recibido 15,5 millones de dólares en apenas nueve meses, y los fondos se destinaron a infraestructura, educación, salud y telecomunicaciones.

El dominio .tv se convirtió en un imán para empresas de medios, plataformas de streaming y creadores de contenido audiovisual de todo el mundo, que buscaban direcciones web atractivas y relacionadas con la televisión o el vídeo. Actualmente, no es uno de los dominios más registrados globalmente, aunque sí es uno de los más valiosos en el mundo audiovisual.

No fue ni el petróleo, ni el oro, ni el turismo masivo. Lo que transformó la economía de Tuvalu, un pequeño país insular del Pacífico sur con poco más de 10.000 habitantes, fue su nombre de dominio en Internet, un recurso poco habitual.

Gracias al valioso sufijo “.tv”, que coincide con la abreviatura universal de “televisión”, este diminuto archipiélago pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a disfrutar de una de las rentas per cápita más altas a comienzos del siglo XXI.

En una época donde el mundo empezó a ser cada vez más digital, Tuvalu vio una oportunidad de oro y demostró que hasta un país pequeño puede jugar un gran papel si sabe aprovechar las ilimitadas oportunidades que ofrece internet. 

De números eróticos al negocio digital global

En el año 2000, el Gobierno de Tuvalu firmó un contrato multimillonario con la empresa estadounidense Idealab, que a través de su filial DotTV obtuvo los derechos para comercializar el dominio .tv a nivel global. El acuerdo garantizaba a Tuvalu unos 50 millones de dólares anuales durante 12 años, una cifra que, para un país cuyo presupuesto nacional era entonces de apenas 14 millones de dólares, supuso una auténtica revolución financiera.

Antes de este golpe de suerte digital, Tuvalu obtenía buena parte de sus ingresos de exportaciones tan insólitas como los números de teléfono erótico internacional. Pero el nombre de su dominio nacional, asignado por la entidad que regula los dominios de Internet, la ICANN, abrió la puerta a la era de los ingresos virtuales.

Un gran dominio

Aunque inicialmente Tuvalu había firmado con una empresa canadiense, el contrato no prosperó y fue reemplazado por el acuerdo con DotTV, que cumplió sus compromisos. Ya en 2001, el país había recibido 15,5 millones de dólares en apenas nueve meses, y los fondos se destinaron a infraestructura, educación, salud y telecomunicaciones.

El dominio .tv se convirtió en un imán para empresas de medios, plataformas de streaming y creadores de contenido audiovisual de todo el mundo, que buscaban direcciones web atractivas y relacionadas con la televisión o el vídeo. Actualmente, no es uno de los dominios más registrados globalmente, aunque sí es uno de los más valiosos en el mundo audiovisual.

No fue ni el petróleo, ni el oro, ni el turismo masivo. Lo que transformó la economía de Tuvalu, un pequeño país insular del Pacífico sur con poco más de 10.000 habitantes, fue su nombre de dominio en Internet, un recurso poco habitual.

Gracias al valioso sufijo “.tv”, que coincide con la abreviatura universal de “televisión”, este diminuto archipiélago pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a disfrutar de una de las rentas per cápita más altas a comienzos del siglo XXI.

En una época donde el mundo empezó a ser cada vez más digital, Tuvalu vio una oportunidad de oro y demostró que hasta un país pequeño puede jugar un gran papel si sabe aprovechar las ilimitadas oportunidades que ofrece internet. 

De números eróticos al negocio digital global

En el año 2000, el Gobierno de Tuvalu firmó un contrato multimillonario con la empresa estadounidense Idealab, que a través de su filial DotTV obtuvo los derechos para comercializar el dominio .tv a nivel global. El acuerdo garantizaba a Tuvalu unos 50 millones de dólares anuales durante 12 años, una cifra que, para un país cuyo presupuesto nacional era entonces de apenas 14 millones de dólares, supuso una auténtica revolución financiera.

Antes de este golpe de suerte digital, Tuvalu obtenía buena parte de sus ingresos de exportaciones tan insólitas como los números de teléfono erótico internacional. Pero el nombre de su dominio nacional, asignado por la entidad que regula los dominios de Internet, la ICANN, abrió la puerta a la era de los ingresos virtuales.

Un gran dominio

Aunque inicialmente Tuvalu había firmado con una empresa canadiense, el contrato no prosperó y fue reemplazado por el acuerdo con DotTV, que cumplió sus compromisos. Ya en 2001, el país había recibido 15,5 millones de dólares en apenas nueve meses, y los fondos se destinaron a infraestructura, educación, salud y telecomunicaciones.

El dominio .tv se convirtió en un imán para empresas de medios, plataformas de streaming y creadores de contenido audiovisual de todo el mundo, que buscaban direcciones web atractivas y relacionadas con la televisión o el vídeo. Actualmente, no es uno de los dominios más registrados globalmente, aunque sí es uno de los más valiosos en el mundo audiovisual.