De la mañana de churros al chal robado de la reina Sofía: las anécdotas rocambolescas del emérito en 'Reconciliación'
Las memorias de Juan Carlos I se han publicado este miércoles en España.
Después de semanas de filtraciones, una controvertida entrevista en la televisión francesa y hasta un vídeo a modo de promoción, las memorias del rey Juan Carlos han llegado este miércoles a España. Reconciliación, que se publicó en Francia hace casi un mes, el 5 de noviembre, se ha convertido en el libro más vendido a pesar de que ya se han desvelado varios pasajes de su contenido.
Antes de que llegara a las librerías españolas, se habían publicado especialmente detalles sobre el papel del monarca durante la Transición, su relación con Franco o la fractura entre él y la reina Letizia, a la que acusa en sus memorias de no contribuir a la "cohesión familiar".
En Reconciliación el rey emérito no deja ninguna etapa de su vida sin tocar. Desde explicar por qué su madre, la condesa de Barcelona, tenía la cabeza ladeada, hasta la reacción de Rubalcaba a su abdicación. En las casi 500 páginas del libro, Juan Carlos I se queda a gusto detallando todo tipo de anécdotas rocambolescas. Estas son algunas de ellas.
Las joyas falsas de Victoria Eugenia
La abuela del emérito, la reina Victoria Eugenia, está de plena actualidad por la exposición dedicada a su figura en las Colecciones Reales y la serie emitida por TVE basada en el best seller de Pilar Eyre. En Reconciliación, es el propio Juan Carlos el que desvela detalles sobre la vida de su abuela, a la que llamaba Gangan y que considera la "persona más adorable" que ha conocido en su vida.
El emérito también detalla lo que hacía Ena con algunas de sus joyas más valiosas. "Nos confiaba como un secreto que, cada vez que necesitaba dinero, iba a la joyería a vender uno de los diamantes de su gran collar de dos vueltas, que luego sustituía por otro falso. Nadia sospechaba nada. Nos lo contaba todo riendo, sin un ápice de amargura", detalla el antiguo monarca.
El comentario de la reina Sofía a Fidel Castro
En sus memorias Juan Carlos I también rememora algunas de sus interacciones con dignatarios internacionales, como el que se produjo en 1992, en un vuelo que debía llevar a varios mandatarios de Barcelona a Sevilla para visitar la Expo. El emérito desvela que la entonces presidenta de Nicaragua, Violeta Chamorro, se dio cuenta de que le tocaba sentarse junto a Fidel Castro, a lo que se negó.
Finalmente la reina Sofía se sentó junto al comandante cubano, con el que tuvo una conversación distendida. "¿Por qué sigue vistiendo uniforme militar? Mire, todo el mundo lleva traje", espetó la reina a Castro, que semanas después se presentó en una cumbre con traje y corbata.
Cuando una invitada se llevó de recuerdo un chal de la emérita
Juan Carlos relata otra curiosa anécdota sobre una cena de gala en un viaje a Argentina en la que a la reina Sofía le desapareció el finísimo chal que llevaba puesto. Según el emérito, el personal de la embajada interpeló a todos los invitados para recuperar al chal, que devolvieron a la emérita al día siguiente. ¿La razón de la desaparición? Se lo había llevado una invitada que quería un recuerdo.
Ante esta tesitura, la reina Sofía decidió enviar a la mujer un collar que había comprado allí: "Ya que desea un recuerdo mío, aquí tiene un collar que estoy encantada de regalar".
El primer 'mail' de un rey
"Algunas personas mayores se rebelan contra los avances tecnológicos; a mí, en cambio, me interesan e intento adaptarme a ellos lo antes posible", reflexiona el emérito detallando cómo envío su primer mail. Juan Carlos revela que su primo Álvaro le llevó en 1990 un portátil Toshiba de Nueva York, que él conectó a la red telefónica del palacio. "Hola, Álvaro. Este es mi primer mensaje. Espero que te guste. Juanito", escribió el emérito en lo que él asegura que debió ser el primer correo electrónico enviado personalmente por un monarca.
Una mañana de churros en Toledo
"Un sábado por la mañana, circulando en coche cerca de Toledo, me entraron ganas de comer churros, como a tantos españoles el fin de semana", comienza relatando el rey sobre este antojo, detallando que tuvo que preguntar a su conductor cómo se pedía, si por raciones o sueltos, ya que nunca los había comprado.
El emérito intentó hacer cola y pasar desapercibido, pero no fue así: "Un hombre detrás del mostrador tomaba los pedidos. Al verme, me dijo: 'Cómo se parece usted al rey'. 'Soy su primo', le contesté, para no armar jaleo. Pero al pedir los cafés con leche y los churros para mí, el conductor, los agentes de seguridad y el asistente que me acompañaban, me reconoció por la voz. Nos sentamos a una mesa tranquilamente y empezamos a mojar nuestros churros en el café con leche, pero muy pronto empezó a congregarse una multitud. Nos costó salir de la cafetería y pensé que nunca volvería al coche".
Compartía politono con Clint Eastwood
El rey Juan Carlos, que ya había contado en alguna ocasión que había hecho suya la actitud de Clint Eastwood de "no dejar entrar al viejo" y que era fundamental para mantenerse en forma, pero en Reconciliación detalla un encuentro con el cineasta. Fue en Estados Unidos y estaban sentados juntos: "Sonó mi teléfono y él empezó a buscar el suyo. Nos dimos cuenta de que teníamos el mismo tono de llamada en el móvil". ¿Cuál era? La banda sonora de Ennio Morricone para El bueno, el feo y el malo, que protagoniza el propio Eastwood. "Nos reímos mucho de esta coincidencia", añade el emérito.
Su privilegio en el funeral de su prima Lilibet, Isabel II
Juan Carlos dedica unas cuantas páginas de su libro a hablar de su relación con Isabel II, su prima a la que llamaba cariñosamente Lilibeth, y Felipe de Edimburgo, del que comenta que tenía un "sentido del humor tan provocador" que lo obligaba a estar "alerta" y a veces le hacía "sentir incómodo". El emérito desvela que en todos sus viajes a Londres comía con la antigua soberana en Buckingham. "Qué amable por tu parte llamarme. Nadie de la familia me llama", cuenta el rey que le decía Isabel II en sus visitas.
El emérito también aporta algunos detalles sobre el funeral de la monarca, en el que asegura que la reina Letizia estuvo "muy atenta" con él y que Carlos III tuvo un gesto especial con él. "Me conmovió que Carlos pusiera a mi disposición un coche. Los demás dignatarios iban todos en autobús", escribe Juan Carlos, comentando que solo el presidente de Israel y Joe Biden viajaban en vehículos propios.
"¿Qué me espera ahora? ¿La guillotina?"
Además de anécdotas costumbristas, el emérito también rememora algunos pasajes de sus intervenciones en el extranjero. A colación de su presencia en la Academia Francesa para celebrar a Mario Vargas Llosa, el antiguo monarca recuerda un viaje oficial en 1993, en el que pronunció un discurso en la Asamblea Nacional.
"Me acompañó por un largo pasillo en el que había guardias republicanos vestidos de gala. Justo antes de entrar en el hemiciclo, un largo redoble de tambores anunció mi llegada. Y entonces le pregunté a Philippe Séguin: '¿Qué me espera ahora? ¿La guillotina?'. Afortunadamente, lo que me esperaba eran los aplausos", reveló Juan Carlos I sobre ese día.