El legado de Victoria Eugenia de Battenberg a las reinas de España y a la monarquía además de las joyas de Letizia
La figura de Ena vuelve a la actualidad con una serie, una exposición y en el libro de Juan Carlos I y demuestra lo mucho que influyó.
Victoria Eugenia de Battenberg era una princesa británica considerada de segunda fila. Era nieta de la reina Victoria y el príncipe Alberto y una de los cuatro vástagos de la princesa Beatriz y el príncipe Enrique de Battenberg. El matrimonio de sus padres era desigual al ser ella una princesa real frente a él, un príncipe alemán de menor rango hijo de una condesa.
Pero la también emperatriz de La India consintió la boda con la condición de que su hija y su yerno vivieran con ella. Ambos aceptaron y residieron en la corte, con Beatriz dedicada a ejercer como secretaria y mano derecha de su madre.
En 1905 Alfonso XIII visitó Reino Unido. Aprovechó su desplazamiento oficial para encontrar esposa en una de las nietas de Victoria I. Patricia de Connaught no quiso saber nada de él porque no deseaba ser reina ni de España, ni de ningún otro país. Sus ojos se posaron entonces en otra princesa, conocida en familia como Ena, su cuarto nombre,
“Ella tenía dieciocho años y él diecinueve. Nadie quería que se casaran, pero nada pudo impedirlo”, señala Juan Carlos I en su libro de memorias, mientras que Arantxa Domingo, una de las comisarias de la exposición sobre la reina Victoria Eugenia en la Galería de las Colecciones Reales confirma que fue un matrimonio por amor apoyándose en las postales que Ena envió a Alfonso XIII durante su noviazgo y que conserva Patrimonio Nacional
“Es una mujer que sufre, que está nerviosa, que está pendiente de lo que dice la prensa, en Inglaterra es muy crítica con su conversión al catolicismo y su matrimonio con el rey. Y la prensa española desconfía de que lo haga por amor o por convicción. Pero en las cartas se ve que se llevó a cabo por amor. Es uno de los pocos matrimonios de estado en aquella época que se llevó a cabo porque se enamoraron desde el primer momento en el que se vieron en Londres”.
Hubo boda el 31 de mayo de 1906. Se casaron con muchas dificultades. Triunfaba el amor, pero también lo hizo la tragedia por el atentado que un anarquista perpetró contra la carroza real. Ellos salieron ilesos, pero murieron más de 20 personas. Comenzaba y mal, la vida de Ena en España.
Se esperaba de ella que fuera una esposa dócil, que soportaba las infidelidades de su marido y que trajera descendencia. No fue tan dócil, aguantó mucho, pero no siempre, y tuvo siete hijos con los que aseguró la continuidad dinástica. Desgraciadamente la tragedia se cebó con la familia real. El primogénito y el benjamín sufrieron hemofilia, otro hijo nació muerto y otro, Jaime, se quedó sordo en su infancia por una infección y una operación que salió mal. "De sus siete hijos, entre ellos dos hijas, don Juan será el único capaz de asumir sus responsabilidades", recuerda Juan Carlos I.
El legado de un rey o una reina es su descendencia, mantenerse en el trono y lograr que los que vienen después sigan ostentando la corona. Ella fue reina consorte, vio cómo España se convertía en una república en 1931, y en su única visita al país en el que vivió durante 25 años para acudir al bautizo de Felipe VI en 1968 habló con el dictador Franco en privado.
Dice su nieto, el rey Juan Carlos, que ella se negó a revelar su conversación, pero se comenta que le indicó que ya tenía tres Borbones para escoger, Don Juan, Juan Carlos y Felipe. Año y medio después, Franco nombró a Juan Carlos, nieto de Victoria Eugenia, sucesor a título de rey.
Otro legado, este ya a las reinas, fueron las joyas, un complemento muy importante en las monarquías. Es verdad que algunas de sus piezas se dividieron entre sus hijas y otras las vendió, lo que confirmó el propio rey emérito: "cada vez que necesitaba dinero, iba a la joyería a vender uno de los diamantes de su gran collar de dos vueltas, que luego sustituía por otro falso. Nadie sospechaba nada".
Sin embargo fue la creadora de lo que después su nuera llamaría las joyas de pasar que llevaron como reinas doña Sofía y doña Letizia, donde destacan la Tiara de la Flor de Lis, que se puede ver en la exposición sobre Ena en la Galería de las Colecciones Reales, las pulseras gemelas de Cartier o los pendientes de chatones.
Sí, todo esto es parte del legado de Ena a la monarquía y a sus sucesoras. Pero no solo eso. Más allá de traer descendencia y enriquecer el joyero real, Victoria Eugenia fue mucho más.
"Ella, desde su educación en Gran Bretaña tenía un sentimiento dinástico muy claro, también protocolario, y supo utilizar su potente imagen para defender aquellas causas sociales y educativas en las que se implicó. Ese es el legado principal que deja Victoria Eugenia", manifestó Víctor Cageao, director de la Galería de las Colecciones Reales en la presentación de la exposición sobre Ena.
En ese sentido se expresa también Reyes Utrera, comisaria de la exposición de Victoria Eugenia en la muestra preparada por Patrimonio Nacional, y que atención al HuffPost: “Tuvo un papel importante dentro de esa actitud regeneracionista de la monarquía de Alfonso XIII. Fue un puntal fundamental para su modernización. Marcó un nuevo perfil de la reina consorte con un profundo sentido y contenido social y dotó a esta figura de un nuevo papel".
"Ella encontró su espacio propio en su compromiso con proyectos filantrópicos en el ámbito de la salud, del bienestar y de la educación, fundamentalmente de mujeres y niños, y desde luego de la mano de la Cruz Roja. Hay que tener en cuenta que cuando ella llega las tasas de mortalidad infantil eran altísimas", apunta Utrera.
"Venía concienciada de todas las labores caritativas que en el marco de la monarquía británica se llevaban a cabo y las pone en funcionamiento desde que llega a España. Organizó profesionalmente el cuerpo de Damas Enfermeras que fue una pieza fundamental para el avance sanitario", añade la comisaria, que ejerce como conservadora de la colección de Fotografía Histórica de Patrimonio Nacional.
"Ena creaba juntas de damas para cada proyecto filantrópico, juntas de damas para la creación de comedores, como el de Santa Rita, para la creación de roperos. Para la lucha contra la tuberculosis trabajó para la apertura de dispensarios y para la mejora y construcción de hospitales. También consiguió donativos con iniciativas como la cuestación de la flor, con la que ayudó a levantar el hospital de Valdelatas".
"Era tan abierta de pensamiento que podíamos hablar de todo con ella, con total libertad. Era muy moderna y vanguardista, e intentaba estar siempre a la última. Para todos nosotros, era la principal figura de apoyo, y para mí era la personificación de la distinción real", señala Juan Carlos I en Reconciliación sobre su abuela, de la que también dice que era la persona más adorable a la que ha conocido en su vida.
Victoria Eugenia fue una reina única, una británica no siempre apoyada y comprendida en una corte dominada por Alfonso XIII y por su madre, la reina María Cristina, con ideas mucho más conservadoras que chocaban con las ideas y costumbres de la nieta de la reina Victoria.
Ena, amante de la lectura y la música y defensora de la modernización de la monarquía y de España, marcó un camino para las reinas consortes, si bien ni la época, ni las circunstancias de Victoria Eugenia tienen nada que ver con las de la reina Sofía y la reina Letizia. Felipe VI debería tener en Alfonso XIII un ejemplo de lo que no debería hacer como monarca. En el caso de Ena, su legado sí es positivo para las reinas que vinieron después.