César Fernández, enólogo: "El sector del vino ha puesto demasiadas barreras a los consumidores. Dicho esto, si se prefiere el vino blanco con hielo, adelante"
El experto desmonta mitos sobre los vinos en verano: un poco más fríos que el resto de año y "maravillosos" rosados.

Cerveza, agua con gas, granizados, limonadas, tinto de verano... Ellas son los protagonistas del terraceo, bebidas fresquitas que nos ayudan a combatir las altas temperaturas mientras disfrutamos de las largas noches de verano. ¿Y el vino? ¿Qué pasa con el vino en verano? ¿Podemos disfrutar una copa de vino tinto cuando el termómetro supera los 30º y lo que nos pide el cuerpo es frío?
"El verano es un momento magnífico para disfrutar del vino en buena compañía", afirma sin dudar César Fernández, enólogo de bodegas El Coto de Rioja que señala que es cuestión de elegir el adecuado para cada ocasión. En un aperitivo, con una ensalada o un plato ligero, "un blanco o rosado es perfecto", servidos a la temperatura adecuada. Aunque el experto aconseja, como norma general, servirlo un poco más fresco de lo que haríamos en otra época del año y va más allá: "¿Por qué no tintos sirviéndolos a una temperatura más baja de lo habitual?".
Blancos al alza y maravillosos rosados
Tradicionalmente, los blancos elaborados con la variedad Verdejo han sido los reyes del verano, aunque en los últimos años, los albariños han empezado a hacerles sombra y hoy por hoy, otra variedad de procedencia gallega, la Godello, es un valor al alza. "Modas aparte, Godello es una variedad con gran equilibrio entre acidez y volumen, lo que la hace muy agradable para un rango amplio de consumidores. Dicho esto, si lo que busca el consumidor es frescor, la variedad Verdejo cultivada en zonas altas, produce unos vinos muy interesantes y únicos", explica el enólogo de El Coto Rioja.
¿Y de los rosados, qué dice el experto? "En los últimos años se están haciendo verdaderas maravillas en España. Quizás el gran momento que viven los blancos españoles haga que la categoría rosado no destaque como se merece, pero en nuestro caso, por ejemplo, tiene una gran aceptación y crecemos sostenidamente en ventas en todo el mundo", señala sobre ellos.
Respecto a la costumbre cada vez más extendida, pero denostada por los entendidos, de añadir uno o dos cubitos de hielo a los blancos y rosados, el enólogo se muestra tajante y no puede "defenderlo", porque los vinos se conciben con un "equilibrio perfecto" sin sumar nada que "altere sus características organolépticas". "Pero también es cierto que el sector del vino ha puesto demasiadas barreras a los consumidores. Así que una vez dicho esto, si lo prefiere con hielo, ¡adelante!", añade para concluir.
