Dos alimentos que muchos españoles toman en las terrazas de los bares surgieron gracias a las guerras
Las circunstancias de escasez obligan a la población a ser más creativa e ingeniosa.

Una de las costumbres más arraigadas en España es sentarse en las terrazas de los bares para relajarse al aire libre mientras se disfruta de una bebida fresca junto a una tapa o unas patatas fritas, aceitunas, o las famosas pipas.
Estos acompañamientos se han convertido en parte esencial de la experiencia en las terrazas, siendo protagonistas de muchas charlas y momentos entre amigos o familia. Sin embargo, pocos saben que algunos de estos alimentos, tan populares y cotidianos, tienen un origen directamente relacionado con los periodos bélicos de la historia.
Con raíces en la Guerra Civil española
Uno de los productos estrella de las terrazas españolas, las pipas de girasol, tienen un origen ligado a la Guerra Civil española. Según ha contado Ainhoa Aguirregoitia, especialista en gastronomía, en el programa 'Hoy por Hoy', de la Cadena Ser, “los soldados de las Brigadas Internacionales que venían de la Unión Soviética para ayudar a los republicanos durante la Guerra Civil en España comían ya este alimento porque les ayudaba a coger fuerzas y quitarles el hambre”.
Durante aquel conflicto, la escasez de alimentos obligó a encontrar opciones nutritivas, energéticas y fáciles de transportar. Las pipas, con su alto contenido calórico y la facilidad para conservarse, se convirtieron en un recurso básico para las tropas. Así, su consumo se fue popularizando entre los civiles, y con el paso del tiempo, se transformó en un aperitivo habitual en los bares y terrazas del país.
Aguirregoitia destaca que la presencia constante de las pipas en la sociedad española “es probablemente un resultado indirecto de la guerra”, que ha llegado hasta nuestros días como un símbolo informal y tradicional de ocio al aire libre.
La bebida nacida en tiempos de guerra
Otro ejemplo fascinante es la creación de la Fanta, una de las bebidas carbonatadas más consumidas en todo el mundo y habitual en las terrazas españolas. Su historia también está ligada a un momento de crisis bélica, concretamente a la Segunda Guerra Mundial.
Durante el conflicto, Alemania sufrió un bloqueo que impidió la llegada del concentrado necesario para fabricar la Coca-Cola. Ante esta situación, los empleados de la filial alemana de la compañía idearon una alternativa. Usando los recursos disponibles, crearon una nueva bebida basada en zumo de frutas, cuyo primer sabor fue la naranja.
Las guerras como motor de innovación alimentaria
Estos ejemplos muestran cómo, a pesar del sufrimiento y la destrucción que causan las guerras, también se producen innovaciones inesperadas en la alimentación. Las circunstancias de escasez obligan a la población a ser más creativa e ingeniosa y valorar nuevas combinaciones o productos que en tiempos de abundancia podrían no haber sido considerados.
Este ingenio ha dado lugar a alimentos y bebidas que, más allá de su función original, han pasado a formar parte de la cultura y las tradiciones populares, especialmente en España, donde el consumo en terrazas es todo un fenómeno social y cultural.
