La ciencia señala la gran mentira sobre el agua pura y muchos se preguntarán qué están comprando
Lo que bebemos no es absolutamente puro.

Durante décadas, la imagen de un manantial cristalino ha sido el símbolo de la supuesta pureza del agua embotellada. Sin embargo, la ciencia tiene un mensaje claro: el agua completamente pura no existe en la naturaleza.
Tal como explican el Muy Interesante, la estructura molecular del H₂O —con su carga eléctrica desigual— la convierte en un disolvente muy activo, capaz de absorber iones y partículas de cualquier material con el que entra en contacto. Esto significa que incluso el agua más limpia de un lago o manantial contiene trazas de minerales, gases o microorganismos.
Según La Razón, el agua potable, tanto del grifo como embotellada, se aleja mucho de la pureza absoluta. Contiene minerales como calcio, magnesio o sodio, necesarios para el organismo y que están estrictamente regulados por normativas sanitarias.
El agua de laboratorio
El agua mineral mantiene minerales de forma natural, mientras que el agua purificada sigue teniendo trazas de otras sustancias. En entornos científicos, el agua “ultrapura” solo se logra bajo condiciones controladas de laboratorio, y se clasifica en grados (tipo I, II y III) según su nivel de impurezas y su uso. Nada de esto es comparable al agua que se consume a diario.
Pese a que en muchos países europeos el agua del grifo está sometida a controles más estrictos que la embotellada, la industria del agua embotellada factura miles de millones cada año. Muy Interesante recuerda que esta tendencia está impulsada por estrategias para hacer ver que la pureza está ligada con con salud, exclusividad o estatus, más que por diferencias reales en calidad.
El precio oculto
La producción de botellas de plástico requiere más agua que la que contienen y genera toneladas de residuos que tardan siglos en degradarse. Según datos citados por La Razón, cada minuto se compran más de un millón de botellas de plástico en el mundo, muchas de las cuales terminan contaminando ecosistemas terrestres y marinos.
Si consideramos que en muchos países el agua del grifo es perfectamente segura y controlada, el costo ecológico y económico de consumir agua embotellada resulta difícil de justificar.
