Los calcetines amados por la mayoría que odia la generación Z
Moda y Belleza
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Los calcetines amados por la mayoría que odia la generación Z

Se han convertido en una manera de detectar a los 'millennials'. 

Una 'millennial' haciendo deporteGetty Images

Los calcetines tobilleros, también conocidos como pinkies, son un básico indispensable en el armario de muchas personas. En diferentes tejidos, colores y largos pero todos con la misma misión: poder llevar algunos zapatos sin que se vea el calcetín.

De hecho, se utilizan especialmente para ir al gimnasio para poder llevar deportivas de una manera cómoda pero que no se vean y quede un hueco entre el zapato y las mallas o el pantalón corto. 

Eso sí, en los últimos meses los pinkies se han convertido en un símbolo para detectar a los millennials, esa generación que abarca a los nacidos entre 1981 y 1996, por parte de la generación Z. De hecho, los treintañeros se han convertido en objeto de mofa por parte de los Z.

Basta con hacer scroll en TikTok para darse cuenta, ya que en los últimos meses los vídeos en los que se enumeran las diferencias entre ambas generaciones o los que muestran las diferencias han corrido como la pólvora. 

Los jóvenes de la generación Z han renegado de los calcetines tobilleros y prefieren lucir modelos largos que, cuando llevan mallas o ropa de deporte se colocan por encima para que se vean bien. Cualquier cosa menos llevar el tobillo al aire y, si son en color blanco, mejor. 

Ante estas bromas, algunos millennials han preferido tomárselo con humor y recordar cómo antes de que los pinkies fueran populares en las tiendas ellos mismos se los hacían doblando los calcetines largos. 

Además de los calcetines tobilleros, la generación Z no ha dudado en 'avergonzar' a los millennials por otras decisiones estilísticas como los vaqueros pitillo o por llevar la raya del pelo a un lado.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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