Científicos responden al porqué dos personas de la misma edad envejecen de forma diferente
Todo gracias a un análisis de sangre.
Un estudio pionero publicado por Nature Medicine y liderado por investigadores de la Universidad de Stanford ha demostrado que la edad cronológica no lo dice todo: nuestros órganos tienen relojes internos que marcan ritmos muy distintos de envejecimiento. Y lo más importante, ahora es posible medirlos con un simple análisis de sangre.
El equipo de Stanford analizó el plasma de casi 45.000 personas del UK Biobank, detectando más de 2.900 proteínas relacionadas con el envejecimiento de 11 sistemas de órganos, como el cerebro, el corazón, los pulmones o el sistema inmunitario. A partir de este perfil proteómico, pudieron calcular la edad biológica de cada órgano, en contraste con la edad real de los participantes.
Con este estudio llegaron a la conclusión de que el envejecimiento no es uniforme. Mientras algunos órganos permanecen "jóvenes", otros pueden presentar signos de envejecimiento acelerado, incluso décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas de enfermedad.
Factores clave para vivir más
Solo el 27 % de los participantes mostraban una edad biológica normal en todos los órganos. En cambio, una cuarta parte tenía varios sistemas envejecidos de forma prematura, lo que se asocia con un riesgo mucho mayor de enfermedad y muerte.
Entre todos los órganos analizados, dos destacaron como predictores de longevidad. Se trata del cerebro y el sistema inmunitario. Las personas con ambos sistemas en estado juvenil tenían un 56 % menos de riesgo de morir durante los 17 años de seguimiento del estudio.
“Tener un cerebro joven reduce el riesgo de Alzheimer en un 74 %”, según recoge el Muy Interesante. Además, según los resultados, del estudio, una persona con un cerebro sano tiene muchas más probabilidades de vivir más que alguien de su edad con un "cerebro envejecido.
Los órganos tienen su propio reloj
La investigación identificó que cada órgano envejece a su ritmo y ese desgaste no es irreversible. El estilo de vida influye con factores como fumar, el alcohol, una dieta rica en carne procesada o el insomnio aceleran el deterioro. En cambio, el ejercicio, el consumo de pescado azul o suplementos como vitamina C o aceite de hígado de bacalao, lo retrasan.
Cuantos más órganos envejecidos acumula una persona, mayor es el riesgo de muerte. Por ejemplo, quienes presentaban ocho o más órganos deteriorados tenían 8 veces más riesgo de fallecer que quienes conservaban sus sistemas jóvenes.