Laura Parada, nutricionista, sobre la merienda infantil olvidada: "Su consumo regular ofrece un efecto fortalecedor"

Durante años fue sinónimo de meriendas escolares y bandejas de hospital. Hoy, sin embargo, se han convertido en un producto muy deseado en muchas mesas familiares de domicilio y restaurantes como un postre ligero. Hablamos de la gelatina, un alimento nutritivo y casi sin calorías. ¿El motivo? Su contenido en colágeno y proteínas, que la convierten en un aliado inesperado para la salud.

"La gelatina es una proteína que se obtiene a partir del colágeno animal, extraído mediante hidrólisis parcial de huesos, piel y cartílagos", explica la nutricionista Laura Parada. "Es traslúcida, sin sabor ni color, muy fácil de digerir y compuesta en su mayoría por proteínas, aunque no suficiente como para sustituir una comida completa", matiza.

Aun así, sus beneficios no pasan desapercibidas. Parada destaca que un consumo habitual puede estimular la producción natural de colágeno gracias a su perfil de aminoácidos. Esto la hace especialmente interesante para mejorar la salud de la piel, las articulaciones y complementar dietas de pérdida de peso.

Sin embargo, hay que tener claro que no todas son iguales. Principalmente porque no todo lo que parece ser gelatina, lo es. Las versiones industriales, tan comunes en los supermercados, suelen estar repletas de azúcar, colorantes, edulcorantes artificiales y aditivos. Por esto, apunta que "en algunos casos ni siquiera contienen gelatina real, sino espesantes como la carragenina y una gran proporción de agua".

La mejor opción, recomienda, es prepararla en casa: "Es tan sencilla de hacer que no vale la pena comprar las comerciales. Basta con usar gelatina neutra o agar-agar, zumos naturales, leche o kéfir, frutas secas, semillas de chía o incluso algo de cacao, para tener un postre nutritivo y sabroso".

Para quienes siguen una dieta vegana, el agar-agar es la alternativa estrella. Este gelificante natural se extrae de algas marinas y, aunque no tiene tantas proteínas como la gelatina convencional, aporta fibra y minerales como yodo, magnesio o calcio. "Es más saciante y favorece el tránsito intestinal", señala la experta.

Así, se trata de un postre fácil de hacer, barato y saludable, que actualmente ha pasado de olvidado a estar plenamente de moda. La clave está, evidentemente, en los ingredientes que se utilicen y sobre todo, en evitar las versiones ultraprocesadas. La gelatina, lejos de ser cosa del pasado, promete ser uno de los reencuentros más refrescantes del verano.