Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
"Muchos hombres llegan a terapia cuando ya están al límite": hablamos con tres especialistas sobre salud mental masculina

"Muchos hombres llegan a terapia cuando ya están al límite": hablamos con tres especialistas sobre salud mental masculina

Dos psicólogos y una psiquiatra explican cómo los estereotipos sobre el 'hombre fuerte' dificultan que muchos expresen sus emociones.

Imagen de archivo de un hombre en el psicólogo.
Imagen de archivo de un hombre en el psicólogo.Getty Images

'Los hombres no lloran', 'tienes que ser fuerte'... todos estos mitos, aunque ya han comenzado a ser derribados, han moldeado los pensamientos y comportamientos de una generación tras otra de hombres y, colateralmente, condicionado su salud mental.

"El sufrimiento viene innato al ser humano. Es verdad que, por cuestiones culturales y aprendidas, en los hombres puede estar más reprimida la búsqueda de ayuda", reflexiona el psicólogo Enric Valls. "A día de hoy, muchos hombres están rompiendo ese tabú, están empezando a reconocer precisamente que la salud mental y el bienestar emocional también son cosa suya. Esas creencias de 'hablar es algo de mujeres', 'no debes expresar, porque expresar es igual a vulnerabilidad', siguen arraigadas y hace que muchos lleguen a terapia cuando ya están al límite", agrega.

"No es que los hombres no tengan emociones, es que durante años se les ha enseñado a no expresarlas", apostilla. Son, en ese sentido, víctimas de la masculinidad tradicional.

Para el también psicólogo Miguel Ángel Rizaldos, la salud mental masculina "no es que sea una cosa muy distinta a la salud mental en general, pero tiene sus matices". Empezando, explica, por esa "cultura" que puede hacer que a los hombres les cueste más manifestar vulnerabilidad.

"Mostrar nuestra fragilidad no nos hace más débiles, sino todo lo contrario. Estoy viendo ahora muchísimo hombre sobre todo con temas de estrés, con ansiedad. Y hasta que no les desborda y están en el precipicio, no piden ayuda", expone. Según ve, muchos hombres acuden a consulta "un poquito forzados o cuando ya están muy al límite".

"Muchos hombres están rompiendo ese tabú, están empezando a reconocer precisamente que la salud mental y el bienestar emocional también son cosa suya"
Enric Valls, psicólogo

Coincide con ambos Julia Cambra, psiquiatra y fundadora de MensWell, plataforma de salud mental masculina online: "Lo vemos no sólo en la práctica, sino en los estudios: los hombres tardan muchísimo más en venir a consulta. Cuando piden la ayuda suele ser muy tarde, muchas veces tras perder a sus mujeres, trabajos o hijos". "Son una población que, de entrada, les cuesta o tiene resistencia a ir a psicólogos o psiquiatras. Si además tienen que desplazarse físicamente a un lugar teniendo que dar explicaciones, muchas veces eso hace que no vayan", añade.

Cuesta, pero también hay señales positivas. "Estaba mirando antes este último mes y he tenido un porcentaje mucho mayor de hombres que de mujeres. Como un 65% de hombres y 35% de mujeres, cuando históricamente siempre ha sido la mujer la que pide ayuda psicológica", indica Rizaldos, que atesora más de 30 años de experiencia profesional. Valls, con 13 años de andadura, también resalta que "a consulta suelen venir más mujeres que hombres, pero a día de hoy te diría que está 50%-50%". "Se ve más en un perfil más joven; a partir de 25, 30, 35 se iguala", matiza.

Cambra celebra que empiece a haber famosos que transmiten una imagen de hombre distinta "a la que estamos acostumbrados de machito que tiene que ser fuerte, que tiene que proveer y no tiene que mostrar emociones". "Veo muchísimo en la consulta a hombres que directamente están deprimidos, pero no te lo saben ni decir. Lo que se notan es irritables, con más necesidad de estar sin hablar, se aíslan más...", apunta.

"Veo muchísimo en la consulta a hombres que directamente están deprimidos, pero no te lo saben ni decir. Lo que se notan es irritables, con más necesidad de estar sin hablar, se aíslan más..."
Julia Cambra, psiquiatra

Según la psiquiatra, no son conscientes porque hay algo en ellos por lo que "creen que no se pueden ni siquiera permitir estar tristes", algo que se suma a que "no les hemos enseñado a aprender regulación emocional".

"Es mucho más aceptable ahora en la sociedad, aunque está cambiando, que un hombre manifieste la ira a que llore en público. Los futbolistas, o cualquier otro deportista, si rompen una raqueta o dan una patada, se puede criticar, pero entra dentro de más o menos lo que siempre ha sucedido y no se ve tan raro. Cuando un hombre se pone a llorar porque falla un penalti, enseguida se le va a tachar de nenaza o flojo. Sigue habiendo una presión muy grande", argumenta.

Adicciones, aislamiento y suicidio

No expresar esas emociones "como la tristeza, la irritabilidad, la agresividad o la frustración", enumera Valls, puede verse en ellos "más canalizado a través de las adicciones, el aislamiento y las conductas de riesgo". Cambra, de hecho, incide en que detrás de muchos hombres con adicciones graves hay problemas de salud mental no diagnosticados: "Personas alcohólicas de toda la vida lo que son es hombres con depresiones no tratadas. Generalmente ni siquiera ellos saben que están deprimidos, piensan que la bebida es su único problema".

Como recuerda la psiquiatra, ansiedad y depresión suelen darse más en mujeres y de cada cuatro personas con adicción, tres son hombres. "Lo que sucede es que muchos de esos hombres que están catalogados de adictos tienen a veces trastornos depresivos o de ansiedad que no se han contabilizado en los estudios", plantea.

Los datos sí muestran una gran diferencia entre las cifras de suicidio en hombres y en mujeres: en 2024 los suicidios fueron la primera causa de muerte externa en hombres, con 2.834 fallecidos. Esta cifra casi triplica la de mujeres que murieron por este motivo, 1.012. Rizaldos aclara que se debe a que ellos suelen recurrir a métodos de mayor letalidad, más contundentes, mientras que "parece que las mujeres lo que hacen es pensar más en el suicidio".

Un problema derivado, el mankeeping

Julia Cambra menciona que un factor protector para la salud mental es tener una red sólida de personas con las que poder hablar de cualquier tema y sentirse sostenido, algo en lo que las mujeres suelen ir en cabeza. "Generalizando, ellos han aprendido a regular las emociones más a través de mantenerse ocupados, de hacer deporte, de quedar con sus amigos a ver el fútbol y ahí, aunque puedan sentir ese apoyo, es verdad que a veces no tienen a nadie con quien hablar de lo que les pasa", explica para introducir lo que ya se ha bautizado como mankeeping.

Esto hace referencia ese rol de algunas mujeres como "confesoras, de apoyo emocional o de psicólogas de sus parejas, muchas veces sin darse cuenta, aparte de toda la carga mental de la casa, de la familia o de las cosas de pareja de las que se encargan históricamente", define la psiquiatra.

Si la única persona con la que pueden hablar de emociones es con su mujer, razona, cuando todo va bien "es una relación recíproca sin ningún problema, pero cuando el hombre lo está pasando mal o tiene algún problema de salud mental, la mujer llega un momento que se sobrecarga con una función que no le toca". Para romper con esto, aconseja que los hombres tengan relaciones sociales fuera de la pareja "que le permitan tener su desahogo" o pedir ayuda profesional llegado el caso.

"Ellos también pueden pedir ayuda, igual que la pedimos nostras. En consulta veo muchas mujeres, madres también o hermanas, que vienen por el problema X y un factor de estrés es que ven a un hombre de su vida al que quieren que está pasándolo mal o que tiene un problema de salud mental y no está haciéndose cargo de él", reclama.

Educación para el futuro

Mirando al futuro, ¿cómo hacerlo mejor de cara a futuras generaciones? Como en tantos otros ámbitos, la respuesta está en la educación desde bien pequeños y enseñar a reconocer y a expresar las emociones. "Cuando son negativas, enseguida queremos que no aparezcan y, desde fuera, enseguida queremos que la persona no la exprese porque nos hace sentir mal", avisa Rizaldos, cuando lo recomendable es precisamente que lo haga y llore si es necesario.

"Este último mes y he tenido un porcentaje mucho mayor de hombres que de mujeres. Como un 65% de hombres y 35% de mujeres, cuando históricamente siempre ha sido la mujer la que pide ayuda psicológica"
Miguel Ángel Rizaldos, psicólogo

Valls, por su parte, incide en la necesidad de formación "en los coles y que tenga continuidad en la vida adulta", puesto que algunos centros sí trabajan aspectos como la autoestima o habilidades sociales, pero no como una asignatura.

"No pasa nada porque lloren, no pasa nada porque digan que están tristes, no van a dejar de ser menos hombres, ni débiles, ni valientes. Desde pequeños hay que normalizar que los niños y las niñas tengan sus emociones", defiende Cambra. Y de mayores, fomentar tener una buena red de apoyo y no dudar en ir a terapia si lo que ocurre "condiciona el día a día y hemos visto que nuestro entorno no nos puede ayudar", aconseja Valls.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Tengo el honor de ser la redactora jefa en El Huff. ¿Qué quiere decir esto? Que coordino el día a día de las secciones, los enfoques de esa mirada Huff que intentamos ponerle a la actualidad y las coberturas. En lo personal, que me lo paso muy bien.

 

Sobre qué temas escribo

Durante una década he estado enfocada en temas de cultura, estilo de vida y salud mental. Desde la pandemia, en El Huff hemos puesto mucho enfásis en esto último, con temas duros pero necesarios, como son la prevención del suicidio o la soledad no deseada, hasta qué es la felicidad y cómo alcanzarla. También he moderado los encuentros en directo Con la salud en mente, en los que trasladábamos a expertos en salud mental preguntas de los lectores sobre temas concretos, como ansiedad, duelo perinatal, problemas para dormir o relaciones tóxicas.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid y ya de pequeña jugaba a hacer entrevistas y me inventaba mis propias revistas, así que estaba claro. Me licencié en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y en 2007 me estrené como becaria en la web de Cinco Días, justo cuando empezaba a estallar la crisis financiera de 2007, así que fue el mejor lugar para aprender. Durante cuatro años estuve en la Cadena SER, donde dos años hice información local en antena, en Radio Madrid, y otros dos fui redactora en CadenaSER.com. Tras dos años en Terra, donde estuve al frente del fin de semana y formé parte del equipo de portada, en 2014 entré en El Huff. Desde entonces y hasta julio de 2025 he estado vinculada a la sección de Tendencias, que ahora es LIFE. Me encanta leer y no entiendo la vida sin bailar.

 


 

Cómo contactar conmigo: