Un estudio lanza un importante aviso a los que piensan que el yogur fortalece los huesos
Revisaron más de 1.300 estudios.
Durante años, el yogur ha gozado de una reputación impecable como uno de los alimentos más saludables de nuestra dieta. Rico en calcio, proteínas y vitaminas, se le ha atribuido el poder de fortalecer los huesos y prevenir enfermedades como la osteoporosis.
Sin embargo, una reciente investigación publicada en la revista científica Frontiers in Nutrition ha puesto en duda parte de esta creencia tan extendida, lanzando un importante aviso a quienes confían en el yogur como fuente clave para mejorar la salud ósea.
El trabajo, liderado por un grupo internacional de científicos, analizó de forma exhaustiva los efectos del consumo de yogur en la salud ósea de adultos con y sin osteoporosis. Para ello, los investigadores revisaron más de 1.300 estudios publicados entre 1970 y 2024, de los cuales solo 12 cumplieron los criterios científicos necesarios para ser incluidos en el análisis final.
A partir de esos datos, se evaluaron parámetros como la densidad mineral ósea (DMO), el riesgo de fracturas y los marcadores de recambio óseo. Aunque algunos trabajos sugerían una ligera relación positiva entre el consumo de yogur y la mejora de la masa ósea, la conclusión global fue que la evidencia actual es insuficiente para afirmar que comer yogur mejore significativamente la salud de los huesos o prevenga fracturas.
Beneficios mínimos y evidencia limitada
Según el estudio, los investigadores encontraron que, si bien el yogur contiene nutrientes esenciales —como calcio, fósforo, potasio, zinc, vitamina D y vitaminas del grupo B—, su impacto real sobre la estructura ósea es mínimo. En concreto, el metaanálisis mostró un efecto positivo muy leve en la densidad mineral ósea del fémur, pero tan pequeño que no tiene relevancia clínica.
De hecho, el estudio advierte que la mayoría de los trabajos previos eran observacionales y carecían de ensayos clínicos aleatorizados, lo que limita la fiabilidad de los resultados. Además, no se caracterizó el tipo de yogur consumido, un factor clave para entender sus posibles efectos.
¿Por qué el yogur no ofrece el “escudo óseo” que muchos creen?
Según los autores, el problema no está en el yogur en sí, sino en las expectativas poco realistas sobre su capacidad para fortalecer los huesos. Aunque sus bacterias vivas pueden producir vitaminas K y B, y que mejora la digestión de la lactosa, el cuerpo necesita algo más que yogur para mantener una estructura ósea sólida.
Una dieta equilibrada rica en calcio, exposición solar para sintetizar vitamina D, y ejercicio físico regular siguen siendo las estrategias más eficaces para preservar la salud de los huesos.
El yogur puede seguir formando parte de una dieta saludable gracias a su aporte nutricional y a sus beneficios digestivos, pero no debe considerarse una herramienta eficaz por sí sola para prevenir la osteoporosis o las fracturas.