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Comparte su truco para conseguir gratis los mejores asientos del avión: es muy arriesgado, pero dice que funciona

Comparte su truco para conseguir gratis los mejores asientos del avión: es muy arriesgado, pero dice que funciona

No es para personas nerviosas ni para quienes odian improvisar, pero compensa.

Viajeros de Ryanair, sentados en el interior de un avión de la aerolínea lowcost.Jakub Porzycki

Chelsea Dickenson no es azafata, ni agente de viajes, ni trabaja en ninguna aerolínea. Pero tras años volando con compañías low cost, ha aprendido a leer entre líneas y a entender cómo funciona el algoritmo de reparto de asientos. Tiene un truco que, aún arriesgado, le ha funcionado en infinidad de vuelos: lo llaman check-in chicken, un truco que arrasó en las redes sociales y que consiste en esperar hasta el último momento para terminar con la facturación online, con la esperanza de que la aerolínea les asigne, sin coste alguno, un asiento mejor situado: primera fila, salidas de emergencia o zonas con más espacio.

En una columna publicada recientemente en el diario Metro, Dickenson explica cómo ha conseguido volar así sin pagar un euro más. "Es arriesgado, pero funciona", resume. Todo empezó hace unos meses, cuando fue de las últimas en facturar un vuelo hacia Cracovia. Contra todo pronóstico, acabó en un asiento de primera fila, con espacio para estirar las piernas. Y sin haber pagado más. "No iba a preguntar por qué me había tocado. Pero ahí me di cuenta de algo. Cuando facturaba pronto, siempre me ponían en el asiento central, en medio del avión. Luego me ofrecían cambiarlo por un suplemento”, cuenta. Así que formuló su teoría: “Si los peores asientos se asignan primero, dejarlo para el final podría darte más opciones de conseguir uno mejor sin coste”.

La estrategia, que utiliza sobre todo con Ryanair y Wizz Air, tiene lógica si se conocen sus políticas de asignación automática. Estas aerolíneas, a diferencia de otras como easyJet o British Airways, priorizan el llenado aleatorio y no garantizan mantener un grupo de pasajeros junto si no pagan por asiento. “Si viajas solo, puede merecer la pena arriesgarse. Pero si vas con alguien y quieres ir al lado, mejor no lo intentes”, admite.

Un juego de nervios contra el reloj

¿En qué consiste exactamente? Muy sencillo: no completar la facturación hasta el último momento. Pero no tan sencillo como suena. Para que funcione, hay que saber exactamente cuándo se abre y se cierra el proceso online. En Ryanair, por ejemplo, se abre 24 horas antes del vuelo y se cierra dos horas antes de la salida. En Wizz Air, tres horas antes. Chelsea empieza a revisar el mapa de asientos desde que se abre la facturación, simulando el proceso de compra pero sin llegar a finalizarlo. Así ve cuántos asientos buenos quedan: filas delanteras, salida de emergencia, pasillos con espacio. “Normalmente, cuando quedan unas seis horas, ya solo hay sitios decentes”, asegura.

A partir de ahí, es cuestión de esperar. “Hay que tener la cabeza fría, el móvil cargado y muy claro cuándo cierra la facturación. Si se te pasa, te toca pagar en el aeropuerto y puede salir por unas 55 libras. Yo pongo varias alarmas para no liarla”, explica. Los riesgos existen: en vuelos muy llenos puedes quedarte sin asiento asignado y acabar en el mostrador. También hay posibilidad de overbooking y, en casos extremos, que te reubiquen en otro vuelo. “A mí no me ha pasado nunca, pero sé que puede pasar. Por eso no uso este truco si tengo una conexión ajustada o una reunión importante”.

Pese a todo, dice que compensa. “Lo hago casi siempre. Un 90% de las veces acabo con un asiento genial. El otro día volví de Cracovia en el 1C. Y no pagué ni un céntimo. Mis rodillas estaban encantadas”. Y añade: “Me encanta esa sensación de estar en el mejor asiento sabiendo que no me ha costado nada. Es uno de mis pequeños placeres del viaje barato”.