El curioso pueblo de Teruel que tiene casi más fuentes que habitantes en sus calles
Una peculiaridad que desafía la lógica demográfica.

Entre los más de 8.000 municipios que conforman la geografía española, hay algunos destacan por sus bellos paisajes, otros por su imponente arquitectura y algunos otros por sus nombres originales y elocuentes. Sin embargo, hay un pequeño grupo de localidades que resalta por detalles tan peculiares como interesantes. Este es el caso de un pequeño pueblo aragonés que tiene casi más fuentes que habitantes en sus calles.
En un rincón de la provincia de Teruel se esconde un municipio que desafía toda lógica demográfica: Camarena de la Sierra. Con una población de apenas 142 habitantes, según los últimos datos del INE en 2024, este enclave cautiva tanto a lugareños como a visitantes con un inusual patrimonio acuático, donde las fuentes parecen multiplicarse en cada esquina. Tanto es así que este es conocido como el “pueblo de las 100 fuentes”.
Durante siglos, los escasos ciudadanos de esta región aragonesa han dependido de estas fuentes como un recurso esencial y una parte vital de su cultura, por ello todas y cada una de ellas tienen un nombre y una historia propia. Las más famosas son las conocidas como Peral, Blanquilla, Agua Buena, Pradejones y Zarcillo. El contraste entre el número de fuentes y la reducida población es una de las curiosidades que más admiración despierta entre los visitantes.
Orgulloso de sus aguas
La ubicación geográfica de Camarena de la Sierra es la máxima responsable de la gran cantidad de fuentes que se hayan en el municipio. Al principio, los arroyos subterráneos se alimentaban de las lluvias y las nevadas acumuladas en las montañas cercanas, ahora las construcciones de piedra se nutren del río Camarena y del Riodeva. El increíble entorno de la comarca de Gúdar-Javalambre ofrece además actividades tan variadas como el senderismo y el ciclismo.
En la amplia oferta de fuentes que adornan la localidad las podemos encontrar de todas las formas y tamaños, con uno, dos, tres o incluso más grifos, ubicadas en el mismo pueblo o en la cercana sierra. Lo que si comparten todas estas construcciones es la temperatura del agua: una media anual de unos ocho grados, uno en enero y hasta 16,5 grados en agosto. Esta estabilidad térmica refleja la perfecta simbiosis entre la tradición y el entorno natural.
Otro de los grandes atractivos de la localidad es su balneario de aguas mineromedicinales, las cuales son beneficiosas para tratar enfermedades biliares y digestivas. Este lugar lleva funcionando y atrayendo turistas desde 1891, aunque cabe destacar que solo está abierto durante la época estival. De hecho, hasta la guerra civil, era muy frecuente ver en las farmacias españolas ‘Agua de Camarena’, debido a su fama curativa que se extendió a nivel nacional.
