El precioso pueblito de Segovia que inventó un lenguaje secreto al que se ha traducido hasta El Principito
Sus habitantes todavía mantienen vivo su legado.

En el corazón de la provincia de Segovia se esconde un pueblo que no solo es famoso por sus paisajes y su rica historia, sino también por un curioso y único patrimonio lingüístico: un lenguaje secreto que nació con la comercialización de los trillos, cribas y demás aperos fabricados en el pueblo. Este peculiar idioma sigue siendo una joya cultural viva en el municipio, hasta el punto de haberse traducido obras literarias como El Principito.
Estamos hablando de la gacería, un curioso dialecto que se utiliza en Cantalejo, una localidad segoviana formada por más de 3.500 habitantes. Se trata del idioma de los briqueros o trilleros, es decir, los fabricantes de los trillos de madera, una pieza fundamental de la cultura de este municipio. En sus orígenes, lo utilizaban como una forma de comunicación críptica para proteger los secretos de su oficio.
En el vilorio de los briqueros, los manes y las sionas garlean la gacería. O traducido al castellano “en el pueblo de los trilleros, los hombres y las mujeres hablan la gacería”. Esta jerga está formada por cerca de 500 palabras, aunque bien es cierto que fue perdiendo fuerza cuando desaparecieron tanto la industria de trillos como la compraventa de ganado. No obstante, los cantalejanos todavía utilizan el término brisqueros para referirse a ellos mismos.
Un símbolo de riqueza cultural
Este curioso lenguaje nació de la mano de los comerciantes que recorrían España e iban extrayendo ciertas palabras de cada lugar. De esta forma, la gacería se nutre de una mezcla entre el euskera, el árabe, el gallego y el castellano antiguo. Hoy en día ya no es un idioma cotidiano, aunque sigue siendo un símbolo de identidad entre los habitantes de Cantalejo, quienes todavía mantienen vivo su legado.
La gacería fue lengua franca y luego jerga secreta para arrieros y trilleros. Desde los encuentros dedicados a la práctica de esta forma de hablar hasta una traducción de El principito e incluso un pódcast exclusivo, los cantalejanos proclaman de diversas formas al mundo su dialecto secular. Además, en la localidad se alza con orgullo el Museo del Trillo, un lugar donde poder aprender más sobre la creación de esta forma de comunicación y su léxico en sí.
De esta forma, el encanto rural y legado histórico de Cantalejo lo ha convertido en un lugar de referencia para quienes buscan experiencias culturales auténticas. Además de la gacería, el pueblo ofrece una rica tradición gastronómica, rutas de senderismo y una hospitalidad entre los vecinos que te hará querer volver a este lugar tan especial. Si bien el lenguaje secreto nació de la necesidad de supervivencia, hoy es una muestra de la riqueza cultural de un pueblo que no olvida sus raíces.