La torre inclinada en pleno centro de Valencia que no tiene nada que envidiar a la famosa torre de Pisa
Todo un icono del patrimonio arquitectónico de la región.

La Torre de Pisa es, sin duda, uno de los monumentos más emblemáticos del mundo, incluso quienes nunca han tenido la oportunidad de visitarla la reconocen al instante, ya sea por imágenes, reportajes o referencias culturales. Se ha convertido en todo un icono universal que trasciende fronteras y generaciones, tanto que ha dejado una huella imborrable en muchas otras torres de diversas partes del mundo.
Más concretamente, en pleno casco histórico valenciano se alza una estructura que muchos desconocen, pero que no tiene nada que envidiar a su homóloga italiana: la Torre de San Bartolomé. Ubicada en el corazón del barrio del Carmen, esta torre se erigió en el año 1239 como parte de una de las diez iglesias fundacionales tras la conquista de Valencia por Jaime I de Aragón.
Este campanario centenario cuenta con una planta cuadrada y una base de sillares que forman parte del legado románico-gótico que caracterizaba aquellos primeros templos de la Valencia cristiana. Aunque no se permiten visitas al interior ni subir al cuerpo de campanas, los turistas y vecinos pueden contemplar su robusta silueta desde la calle Serranos y la Plaza de Manises, convirtiéndose en todo un icono de su patrimonio.
¿Por qué está torcida?
Inicialmente, la torre estaba bien construida y tenía inclinación, pero los problemas vinieron entre 1666 y 1683, cuando se reconstruyó la parroquia original dando lugar a un templo de cruz latina. Los trabajos dañaron la cimentación del campanario y provocaron que la torre comenzara a inclinarse hacia el oeste a finales del siglo XVII. Para evitar su derrumbe, el arquitecto Juan Bautista Pérez Castiel intervino en 1684 corrigiendo la desviación y reforzando las bases.
No obstante, el trágico devenir de la Guerra Civil causó un incendio en la iglesia de San Bartolomé que dejó sus naves calcinadas y en ruinas. El pretexto de su mal estado impulsó que en 1944 se demoliera la mayor parte de la construcción. Sin embargo, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y la Junta Diocesana lucharon por evitar el derribo total de la torre, por lo que tan solo se perdieron siete metros de altura.
El resto del campanario pudo ser preservado y restaurado posteriormente. Actualmente, la Torre de San Bartolomé muestra una leve inclinación que, pese a haber sido corregida a finales del siglo XVII, sigue siendo apreciable a ojo experto. Además, desde su última restauración, la torre fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y se ha consolidado como uno de los mayores reclamos turísticos del barrio del Carmen.