Los pilotos dejan la puerta de la cabina abierta de par en par antes del vuelo para que tengas un viaje más seguro
Garantiza un viaje más seguro y coordinado.
¿Alguna vez te has preguntado por qué, al entrar en un avión, la puerta de la cabina de los pilotos está completamente abierta? Aunque pueda parecer una simple casualidad o incluso una distracción, esta práctica tiene un motivo muy concreto.
Se trata de garantizar un viaje más seguro y coordinado para todos los pasajeros. Durante los minutos previos al despegue, la cabina de mando se convierte en el auténtico centro de operaciones del avión. En ese momento, los pilotos mantienen una comunicación constante con el resto de la tripulación y con el personal en tierra, ajustando hasta el más mínimo detalle antes de cerrar la puerta y despegar.
Según explicó Corry Lane, director de seguridad de Cirrus Aviation Services, a Travel + Leisure: "Los pilotos y auxiliares de vuelo se comunican activamente sobre los detalles del vuelo, el número de pasajeros, el estado del combustible, el clima y cualquier cambio de último momento”.
Normas de seguridad
Esta comunicación abierta, literal y figuradamente, es crucial. Mantener la puerta abierta permite que el flujo de información entre los pilotos, los asistentes de vuelo, los agentes de embarque y el personal de mantenimiento sea rápido y fluido. Cualquier ajuste en el peso del equipaje, una incidencia con un pasajero o un cambio de última hora en el plan de vuelo puede resolverse en cuestión de segundos.
La práctica está perfectamente regulada. Según el Código de Regulaciones Federales de Estados Unidos (CFR 121.587), la puerta de la cabina debe estar cerrada y bloqueada durante todo el vuelo, una vez que la aeronave inicia el retroceso. Sin embargo, antes del despegue, mantenerla abierta es parte esencial de los protocolos previos, cuando la comunicación y las verificaciones aún están en curso.
Una oportunidad para los curiosos
Aunque la seguridad es siempre la prioridad absoluta, esa puerta abierta antes del despegue también puede convertirse en una pequeña ventana al fascinante mundo de la aviación. Para muchos pasajeros, especialmente los niños o los curiosos, asomarse a la cabina y ver de cerca los controles y monitores del avión es una experiencia inolvidable.
Eso sí, la curiosidad tiene sus límites. Las visitas o fotografías dentro de la cabina solo se permiten con la autorización expresa del personal y nunca durante el proceso de embarque. En ese momento, la tripulación está concentrada en tareas críticas de coordinación y seguridad, por lo que cualquier distracción podría interferir con la preparación del vuelo.
Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, las normas de seguridad aérea se han vuelto mucho más estrictas, especialmente en lo que respecta al acceso a la cabina. Sin embargo, cuando el avión está en tierra y la tripulación no está ejecutando procedimientos operativos, el comandante puede mostrarse más flexible siempre que se cumplan las medidas de seguridad y las políticas de la aerolínea.