Ni por su grandeza ni por veteranía: el capricho que hizo de Madrid la capital española
Era un lienzo en blanco.

Cuando pensamos en capitales europeas, imaginamos ciudades históricas, con siglos de esplendor cultural, religioso y político. Pero en 1561, cuando Felipe II trasladó la corte a Madrid, la villa no era nada de eso. No tenía universidad, catedral, ni legado romano o visigodo que la avalara. Era discreta y poco influyente.
La versión oficial, según el National Geographic, siempre apuntó a su situación estratégica, casi en el centro de la Península, lo que permitía al rey estar equidistante de todos sus dominios. Sin embargo, la explicación no encaja del todo ya que incluso después del traslado, Felipe II siguió gobernando desde otras ciudades.
Las crónicas cortesanas añaden otro factor clave: Isabel de Valois. Fue la tercera esposa del monarca, y odiaba el clima de Toledo debido al calor sofocante del verano y los inviernos secos. Sin embargo Madrid, que estaba rodeada de montes y con un aire menos húmedo que Sevilla o Barcelona, resultó ser la mejor alternativa.
Una ciudad sin rivales
Toledo estaba dominada por el poder eclesiástico y Valladolid por una nobleza fuerte. Madrid carecía de peso político y religioso, lo que la convertía en un lienzo en blanco para que el rey consolidara su poder absoluto sin interferencias.
Sin embargo, el traslado de la corte no fue visto como definitivo en sus inicios. De hecho, entre 1601 y 1606 la capital regresó brevemente a Valladolid bajo Felipe III. Pero a su vuelta, Madrid se consolidó como centro del reino.
Felipe II no solo instaló allí su corte, también convirtió la ciudad en el núcleo del poder administrativo. Centralizó los Consejos que gobernaban los vastos territorios de la Monarquía Hispánica, impulsó la mejora de caminos y rutas postales, y encargó edificios públicos que dieron forma a una ciudad en plena transformación.
Un capricho que cambió la historia
De aquella villa discreta queda poco rastro. En apenas unas décadas, Madrid se convirtió en el epicentro político de un imperio global. Hoy, la capital española le debe buena parte de su grandeza a la mezcla de romanticismo y estrategia que marcó la decisión de Felipe II en 1561.
Madrid es la ciudad más poblada del país con más de 3,5 millones de habitantes y un área metropolitana que supera los 6,7 millones. Además, es sede del Gobierno, la Familia Real y las principales instituciones nacionales, además de albergar organismos internacionales como la Organización Mundial del Turismo.
En el panorama global, figura entre las ciudades más visitadas de Europa y se ha consolidado como uno de los grandes centros financieros, culturales y deportivos del continente. En 2023, el prestigioso Global Cities Index situó a Madrid entre las 15 ciudades más influyentes del mundo, reflejando la evolución de aquella pequeña villa castellana hacia una auténtica metrópoli cosmopolita.
