Pau Clavero, influencer, tras visitar un pueblo en el que pagan más de 25.000 euros por vivir, bajo condiciones: "Una casa vale menos que en Madrid o Barcelona"
Una medida que busca atraer a familias jóvenes.
La despoblación se ha convertido en uno de los grandes desafíos de muchos pueblos rurales, especialmente en zonas de montaña. Con una población cada vez más envejecida, las administraciones locales se ven obligadas a agudizar el ingenio para atraer a jóvenes y familias que garanticen el relevo generacional. Incentivos económicos, ayudas a la vivienda o ventajas fiscales son algunas de las fórmulas que empiezan a repetirse en distintos puntos de Europa.
Bajo esta premisa, Pau Clavero, conocido en redes como HiClavero y seguido por millones de personas por sus vídeos de viajes y gastronomía, se ha desplazado hasta Albinen, un pequeño pueblo de los Alpes suizos, para comprobar en persona la oferta que en 2017 prometía pagar a nuevos vecinos hasta 25.400 euros por adulto. El creador dejó claro que, aunque la cifra aparece en varios titulares, la realidad es que todo tiene letra pequeña.
Albinen, en el cantón del Valais, es un pueblo montañoso con menos de 250 habitantes, pocos servicios y acceso limitado. Se trata de un rincón tranquilo, ideal para los amantes de la naturaleza, pero poco práctico para quien espere comodidad urbana. Fue precisamente el envejecimiento demográfico lo que llevó al municipio a proponer, en 2017, un incentivo económico para atraer jóvenes familias.
Unas duras condiciones
El paquete económico resulta cuanto menos llamativo: alrededor de 25.400 euros por adulto y 10.000 por niño, pero bajo condiciones estrictas. Clavero cuenta cómo mucha gente malinterpretó la información y llegaron personas de todas partes de Europa a reclamar el dinero. “Las cosas no funcionan exactamente así. No es que una persona como yo puede entrar aquí al pueblo como forastero y reclamar mis 25.000 euros y quedarme a vivir aquí”, asegura.
Para optar al incentivo hay que tener menos de 45 años, comprar, rehabilitar o construir una vivienda de un valor mí ronde los 200.000 francos suizos y comprometerse a residir en Albinen durante al menos diez años. Si alguno de estos requisitos no se cumple, la ayuda puede reclamarse de vuelta. Además, la subvención no llega “con las llaves”, sino que el pago se libera tras completar la inversión inmobiliaria y el registro de residencia.
A su vez, una pieza clave es la exigencia de ser suizo o contar con un permiso de residencia permanente (permiso C). Para ciudadanos de la Unión Europea lograr ese estatus normalmente requiere un periodo de residencia continuado, lo que retrasa mucho la posibilidad práctica de cobrar la subvención. No obstante, Clavero insiste que la condición más importante de todas es ser menor de 45 años, para contrarrestar el envejecimiento de la población local.
Pero no todo son problemas. “Una casa vale menos que en Madrid o Barcelona”, apunta el creador de contenido. Eso sí, hay que tener en cuenta la falta de tiendas y servicios, el acceso complicado y, sobre todo, las exigencias administrativas y económicas. Con un estilo que mezcla un humor característico y parte de aviso práctico, Clavero resume que Albinen puede ser idílica, pero exige inversión y paciencia.