Por qué los casados deben celebrar San Valentín

Por qué los casados deben celebrar San Valentín

Enamorarse no es siempre algo voluntario. Uno se enamora sin más, no estudia una carrera para lograrlo, no lo intenta con todas sus ganas, no lo lucha, no lo ve como una meta, si fuera así no sería amor, ¿o sí?

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Recuerdo cuando en el instituto llegaba el 14 de febrero y te regalaban una flor, un ramo o una caja de bombones. Más típico y comercial no podía ser, pero más romántico e inocente tampoco. Y es que en realidad la celebración de San Valentín no depende de la fecha sino del momento en el que esté la relación de la pareja. El mismo detalle que una vez nos sonrojó y que guardamos con cariño entre la hojas de nuestro diario, años más tarde puede significar que a tu pareja ya no le quedan ideas o ganas de sorprenderte.

Parece una tarea, una obligación felicitar a tu pareja en este día señalado con corazones rojos en el calendario. Hay que pensar en hacer algo diferente y especial para celebrar que estáis enamorados. Qué presión para las parejas y sobre todo para ellos ¿no? Qué incómodo debe ser hacer algo sin quererlo de verdad. Hacerlo sólo para que otra persona sea feliz con ello. Ay, pero no lo olvidemos ¡eso es amor! Como dice una canción de Zahara, "Quiero que no dejes de estrujarme sin que yo te diga nada..." pero a nosotras a veces nos vale aunque se lo tengamos que pedir ¿verdad?

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Foto: MATT SHUMATE PHOTOGRAPHY

La mayoría de nosotras sigue creyendo en el amor eterno, en que hay una persona destinada a estar a nuestro lado toda la vida para hacernos feliz, y si la encontramos queremos que esa relación termine en boda (lo importante vendrá después para que tras la boda no se termine la relación). Pero sabemos que las flechas de Cupido no afectan a hombres y mujeres de la misma manera. Lo que para nosotras es encontrar nuestra media naranja para ellos puede ser sólo una conquista. El flechazo desencadena distintas versiones de mostrar el amor o el instinto sexual. En las mujeres suele ser una pasión más reposada y con el oído muy atento para elaborar nuestra historia de amor, porque nosotras necesitamos tener una historia, ¿qué les contaríamos a nuestras amigas si no? Vamos apuntando detalles en nuestro disco duro y vamos escribiendo así las páginas de nuestra novela de amor. Y claro, no pueden faltar las escenas románticas como alguna sorpresita en este señalado día y ¿por qué no una propuesta de matrimonio con rodilla en el suelo justo el día de los enamorados?

A ellos la pasión del amor les lleva más a mirar, sentir y actuar. Se les llega mejor por la mirada y se les puede manejar para conseguir nuestros deseos siempre que ellos estén satisfechos, porque sabemos que se esmeran por evitar problemas y conflictos. Los hombres prefieren poca implicación emocional pero nos empeñamos en que maduren a nuestro lado y "sienten la cabeza". En realidad queremos que sientan como nosotras y eso no hay flecha que lo logre. Quizá los primeros años de relación lo intenten para que estemos contentas pero con el tiempo puede que ese deseo por satisfacernos se vaya apagando.

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Enamorarse no es siempre algo voluntario. Uno se enamora sin más, no estudia una carrera para lograrlo, no lo intenta con todas sus ganas, no lo lucha, no lo ve como una meta, si fuera así no sería amor, ¿o sí? Las parejas que acaban de empezar una relación, ¿merecen una felicitación por eso?, ¿merece un regalo el que hace algo de manera natural casi involuntaria? Visto así no creo que celebrar esta fecha al principio de una relación necesite mucho empeño. En realidad el regalo y la felicitación se lo merecen los que luchan para que el amor que una vez sintieron no desparezca. Las parejas que han pasado por dificultades de cualquier índole y siguen estando enamoradas sí merecen un regalo. Tu boda no debe cambiar San Valentín.

¿Acaso te felicita alguien cuando ya no sientes amor por una persona? Al contrario, cuando te desenamoras no hay premio ni palmadita en la espalda, suelen reprocharte que algo has hecho mal y te colocan un cartel de culpable difícil de llevar. Y tampoco tienes tú toda la culpa de no sentirlo ya ¿no? Seguramente has dejado de preocuparte por tu pareja o por lo que pueda sentir. Quizá han desaparecido las mariposas en el estómago cuando está a tu lado y ya no se te eriza la piel cuando te roza. En ese momento es cuando habría que empezar a luchar, cuando habría que intentar recuperar lo que tenías y hacer lo imposible si la otra persona te merece la pena. Si lo consigues, si vuelves a sentir aquello de las primeras citas, de los primeros besos, entonces sí habría que felicitarte porque has conseguido que el amor siga vivo.

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Foto: TIM HALBERG

Siempre somos nosotras las que nos quejamos de falta de romanticismo en nuestras parejas, que si no se acuerdan, que si no te sorprenden ese día, que si de nuevo una cena para celebrarlo y tienes que elegir tú el sitio... Y ¿qué tal si dejamos de quejarnos y este año les sorprendemos nosotras y les llevamos a un sex shop para elegir algo juntos? Está claro que el regalo o la forma de celebrar San Valentín cambiará a lo largo de vuestra relación. Lo importante es que tu boda o la convivencia (si nos sois de firmar papeles) no cambie el sentimiento o el porqué le regalas algo a tu pareja el 14 de febrero.

San Valentín pasó a la historia por luchar para que al amor no se le pusieran barreras, nosotros no tendríamos que ponerle fechas. ¿Por qué no le demuestras a tu pareja que es especial el resto de los 364 días del año? Si lleváis muchos años de casados lo tienes aún más fácil porque ya sabes qué le gusta así que le puedes sorprender cualquier día sin tener que comprar nada, y si esa fecha no está en rojo y no la anuncian los grandes almacenes puedes estás estar segura de que es amor de verdad.