A Estados Unidos no le preocupa si otros países son democráticos o no: sólo le importa si aquellos con poder están dispuestos a cooperar para conseguir que sus intereses económicos y políticos se hagan realidad. Por eso no tiene ningún problema en aliarse con un país como, por ejemplo, Arabia Saudí.
No pretendo juzgar aquí al movimiento chavista ni al Gobierno de Nicolás Maduro. El chavismo, pese a todos sus defectos, nació de la voluntad de llevar justicia social y mejores condiciones de vida al pueblo venezolano, y como socialista, no puedo dejar de simpatizar con ese objetivo.
Resultan inaceptables los manejos del Consejo Europeo para desoír el mensaje de los votantes, al día siguiente de unas elecciones que fueron visualizadas bajo la narrativa de "esta vez es diferente".
Hay una fórmula infalible para saber lo que opinan, ya sea una persona o un medio, sobre la controversia de las pasadas elecciones: quienes simpatizaban con el chavismo están seguros de que fueron limpias, quienes tenían un prejuicio contra él, están seguros de que ha habido fraude.