Tanto canto matutino, tanto saludo franquista, tanto eslogan coreado, debió inocularme algún germen patógeno que, con el paso del tiempo se convirtió en una vivificante vacuna contra salvadores de patrias y patriotas de salón.
La prueba de que las esporas de pensamiento basura puestas en circulación por FAES en los últimos años han cumplido perfectamente con su cometido, causando destrozos irreparables en la mentes de los votantes incautos, y en las huestes de la ahora ridículamente autodenominada "oposición responsable".