En una situación tan compleja como la que vivimos es necesario que el poder judicial abra sus puertas a luz y taquígrafos, para dar ejemplo, y para revitalizar la confianza de los ciudadanos en valores democráticos esenciales, como la igualdad de todos ante la Ley. Ya no se trata sólo de derechos constitucionales, sino también de referentes éticos y morales.