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Piratear software no nos sale a cuenta
En España, la piratería del software, como la descarga ilegal de libros, música, películas o series de televisión, no sólo no está socialmente censurada, sino que, hasta cierto punto, está bien considerada y es algo de lo que se puede alardear en una conversación. Pasa a nivel privado e incluso profesional.

Ordenadores cautivos
Los ordenadores son cada vez más los rieles por donde nos deslizamos por un espacio digital limitado, ficticio, amputado, y el horizonte de decisiones posibles de nuestra subjetividad, la de cualquiera de nosotros, en este entorno digital, se adelgaza, deforma y controla. Por eso, la aventura humana de la libertad y del logro de su máxima potencia social, la democracia, necesita la garantía de la neutralidad tecnológica.


Piratear 'software' nos sale muy caro
Que no estemos dispuestos a pagar por el software, incluso cuando lo consideramos importante para nuestro trabajo o para nuestro ocio y disponemos de recursos de sobra para hacerlo, es intolerable. Pero también es, a largo plazo, un mal negocio, porque se pierden puestos de trabajo y se fomenta la economía sumergida, esa que no paga ni escuelas ni hospitales.

El sector informático, como la Iglesia, anda falto de vocaciones
Mientras andamos con el país anegado de parados, tenemos sectores como el informático, donde la demanda de empleo supera a la oferta y donde los empresarios temen un sobrecalentamiento de los salarios. Retener a los buenos será complicado porque en Londres pagan dos o tres veces más.


El ordenador no es 'cool', pero no podemos vivir sin él
El PC es un factor de producción de primer orden y está tan imbricado en la economía como la electricidad o el transporte, y no conozco todavía a ninguna empresa que haya renunciado al ordenador personal para sacar adelante su operativa diaria, a pesar de que sus empleados se pasen el día presumiendo del último iPhone.



El todo gratis de Internet al final nos puede salir muy caro
Con el paso del tiempo, creo que se ha producido un cierto desencanto alrededor del Internet 2.0, esa utopía digital en forma de información y datos compartidos y sin límite. Nos hemos ido dando cuenta de que Google, Facebook o Twitter no son ONGs de nuevo cuño, y sí potentes multinacionales con el lógico deseo de rentabilizar sus inversiones.

Sobre el iPhone de Pablo Iglesias y los impuestos de las multinacionales
Como dice Iglesias, Apple no se iría de España a vender sus móviles en Andorra, como sugería Évole en la escalinata de Quito, porque su negocio local es colosal. A la manzana se le calculan ventas por valor de más de 2.000 millones de euros en un país donde, por el contrario, no llegó ni a cuatro millones lo que se dejó en impuestos en 2013.



Apple no inventa nada, pero mueve el mercado como nadie
La manzana despierta pasiones encontradas de la comunidad tecnológica mundial. El rango emocional es amplio e incluye el entusiasmo hipnótico que opera sobre los periodistas o el estoicismo de millones de usuarios que pasan noches de calor o frío a la intemperie para tener el dudoso honor de llevarse el primer iPhone o el primer iPad.



La piratería de software es un sinsentido y nos retrata como país
Hoy no hay razones económicas para piratear. Sobre todo cuando cualquier programa para PC se puede pagar más cómodamente como una suscripción mensual, y además hay disponible mucho freeware y software de código abierto alternativo.