Muchos de quienes mantuvimos posiciones beligerantes contra una Iglesia Católica que, en el caso español, fue cómplice de la dictadura, sentimos franca satisfacción al advertir el cambio profundo que registra El Vaticano.
El arzobispo de Barcelona, uno de los participantes en el cónclave de estos días, asegura conocer bien al hasta ahora cardenal Prevost y le define como "entrañable, cercano, sensible... y con una mirada mundial".
Cercano a Francisco, al que ha dedicado varias menciones en su discurso inicial, y de 69 años es el primer estadounidense y el primer agustino en llegar a papa. También tiene la nacionalidad peruana, donde ha ejercido buena parte de su obra.
La muerte de Bergoglio se da en un contexto cambiante: su fe gana almas sobre todo en África y Asia, pero retrocede en el que ha sido su corazón histórico, Europa. Hay retos gigantes que abordar, del laicismo al debate moral y el cisma interno.
Al argentino le dirán adiós este sábado jefes de Estado y Gobierno y delegaciones de 170 países, además miles de católicos echados a la calle. Luego le espera la tierra sencilla en la Basílica de Santa María, tras 88 años de intensa vida.
Con miles de personas en largas colas fuera de la basílica de San Pedro del Vaticano, la Santa Sede ha decidido mantener abiertas las puertas más allá de la medianoche.
La tradición, iniciada en el siglo XIII, recoge que debe ser destruido con un martillo de plata o grabado con una cruz, como muestra simbólica de su invalidez.