Misteriosos objetos fugaces y luminosos cruzaron el cielo de la noche suiza. Las especulaciones aumentaron durante horas y finalmente se desveló el origen de estos bólidos: la desintegración del satélite de Elon Musk Starlink-2382 durante su reingreso a la atmósfera.
Los nuevos satélites, operados por Hisdesat, proporcionarán a las Fuerzas Armadas y a los aliados comunicaciones más "seguras, resilientes y flexibles".
Aunque no se desintegrará del todo, pasará de una masa de dos toneladas a una de 52 kilos. Las probabilidades de que estos restos impacten sobre una personas son ínfimas, pero existen.
Lo desvela una nueva biografía del excéntrico multimillonario, que ha causado una enorme indignación en Kiev. "Hay civiles muriendo por eso", denuncian.
Tokio considera que en lanzamiento del satélite es una forma encubierta de probar misiles de largo alcance y ha dado instrucción de "prepararse para circunstancias imprevistas".