Querido VIH: Hoy hacemos 19 años juntos. Me has definido la vida, es imposible negarlo. Me has empujado hacia muchos sitios. A los más altos y a los más bajos. Nunca me había sentido tan sola y con tanto daño como hace 19 años.
Sólo el año pasado 1,1 millones de personas murieron de sida y 2,1 millones se infectaron. Pero como la gente con VIH vive más, el tema del sida ha dejado de ocupar titulares. Y con esta falta de atención, corremos el riesgo de una deriva real en la financiación y en la actuación para combatir el virus.
Cuando llegué a casa de Sebenele, una cabaña pequeña situada al final de un sendero polvoriento, me recibió con una enorme sonrisa. Le pregunté por el colegio, por las asignaturas que le gustaban, por sus futbolistas favoritos y por lo que quería ser de mayor. Me dijo que quería ser enfermero porque quería ayudar a los niños, igual que le ayudaron a él cuando cayó enfermo por culpa de la desnutrición.
Sé que el virus VIH está estigmatizado, pero no tiene por qué ser así y mi objetivo es cambiar esa percepción negativa. El VIH y el sida son tratables y se puede vivir una vida normal. Soy la prueba viviente de ello. Mi vida es un milagro, pero no soy el único con una historia que contar.