'Oliver Twist', el que tiene la mejor historia que cantar
Opinión
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'Oliver Twist', el que tiene la mejor historia que cantar

El clásico de Charles Dickens protagonizado por un niño huérfano al que le suceden múltiples desgracias antes de tener un final feliz se convierte en un musical español.

Fagin y los niños olvidados de 'Oliver Twist'Javier Naval | AMR Produce Corporate

Cuando se anunció Oliver Twist en el Teatro La Latina mucha gente pensó que se trataba de una nueva producción del clásico Oliver! de Lionel Bart. Sin embargo, el título diferente ya debería haber hecho sospechar que se trataba de otra producción.

Una totalmente española de una productora que le ha cogido el gustillo a eso de hacer obras protagonizadas por niños desde que pusieran en marcha el exitoso proyecto de Los chicos del coro. Y siguiendo esa estela han llegado a otra historia de huérfanos como aquella. Un clásico del folletín bien escrito, pues está basado en una novela de Charles Dickens. Y eso se nota.

Para empezar en los personajes. Desde el desvalimiento de Oliver Twist, el niño protagonista, por la ingenuidad con la que se desenvuelve en el mundo que le toca vivir, a pesar de lo inclemente que es con él, hasta ese hatajo de huérfanos educados en la universidad de la calle y el lumpen.

  El Sr Barrow en 'Oliver Twist'.Javier Naval | AMR Produce Corporate

Desde los adultos que se aprovechan de ellos, con Fagin a la cabeza que los explota vilmente, ofreciéndose como la familia que no tienen. Personaje de una avaricia desmedida que le lleva, en el mejor de los casos a ninguna parte, y en el peor al arroyo del que salió. Hasta los adultos con Mr Barrow y la Sra. Rose que confían en que Oliver, y los pilluelos que le rodean, son chavales que merecen crédito, porque realmente son buenos, pero el mundo no les permite serlo. Y que hay que darles cuidados antes que reprimirlos, reprenderlos y condenarlos.

Pero no son los únicos. Hay muchos más, como corresponde a un novelón que dependiendo de las ediciones tiene entre 500 y 600 páginas, y como corresponde a una novela que se publicaba por entregas en los periódicos. Entregas que eran esperadas por los lectores como ahora se espera el capítulo que se estrena cada semana de las muchas series que se ven en plataformas.

Eso hace que un musical como este que dura unas dos horas, no dé tiempo a que algunos personajes desarrollen un arco dramático. Algunos no importan. Como el juez que tiene claro que hay que enchironar a Oliver atendiendo a las circunstancias.

Por cierto, este juez tiene una canción bien divertida, repitiendo latinajos o, más bien, palabras que suenan como tales pero que están cogidas de las que todavía persisten en el lenguaje, como por ejemplo, sui generis. Entre las que se cuela dura lex ¿o lo que usa es la marca de platos Duralex que son de nuevo tendencia? Un humor que el público no pilla ¿será porque hay tanto juez y asociaciones de abogados reclamando respeto en televisión y su sola presencia impone, aunque Tomy Álvarez sepa ponerle ese registro de comedia?

Para armarla musicalmente se ha recurrido a referencias clásicas del musical, como Sonrisas y lágrimas o My fair lady. En este sentido, está bien, sin llegar al nivel de las anteriores, no sorprende, no hay nada que objetar.

  El protagonista de 'Oliver Twist'.Javier Naval | AMR Produce Corporate

Aunque en ese clasicismo musical, han echado el resto en el personaje de la Sra. Rose, el ama de llaves del Sr. Barrow que desde el primer momento se desvive por Oliver. Y que tanto la música como en el personaje tanto recuerda a la Señora Potts de La Bella y la Bestia y a lo que canta. Personaje al que Marta Malone le sabe sacar todo su encanto y dotarlo de volúmenes, tanto que, al menos al día al que pertenece esta crítica, se llevó un gran y cálido aplauso del público en los saludos. Un público que seguramente se la llevaría a casa para que en los días fríos les hiciera un chocolate caliente y en los calurosos les sacara una limonada a la terraza o al jardín.

El equipo artístico sabedor que este es un musical cuyo espectáculo están en los personajes y la trama, que esconde una sorpresa que hará exclamar a aquellos espectadores que desconozcan el libro original y las múltiples versiones cinematográficas del mismo, no tratan de buscar otro espectáculo que no sea contar la historia. No es que descuiden el resto de elementos pero los trabajan en función de ella.

Eso podría explicar, por un lado, lo que se ha comentado de la partitura, las letras y el libreto. Y por otro la escenografía utilizada para situar a los personajes en los espacios en los que sucede la historia. Una especie de caja enladrillada en la que se dibuja una silueta de Londres delante del Támesis, sobre el que se extiende un puente real. Espacio al que se tratará de convertir en otros lugares con paneles grandes y puertas móviles y mínimos elementos de atrezzo como una chaise longue o unos colchones.

  La Señora Rose en 'Oliver Twist'.Javier Naval | AMR Produce Corporate

Cosas que se notan cuando se va con el ojo y el oído preparado para analizar un espectáculo, desmenuzarlo y luego contarlo. Pero que el espectador no va a notar por el eficaz trabajo del equipo artístico a la hora de montar esta historia.

Y, también, porque se verán de alguna manera conmovidos por todos esos actores infantiles y juveniles que llenan el escenario, y todos esos personajes buenos que se van encontrando y que están dispuestos a darles una oportunidad.

Se podría decir que esta producción es un mensaje musical que llama a la puerta de todas aquellas personas que criminalizan a los menores acompañados por el simple hecho de serlo. Oliver Twist, que se escribió en un momento en el que se estaba discutiendo una ley para criminalizar a los chavales que andaban por las calles, trataba de ponerles rostro humano para que se entendieran que son niños buscando amor y cariño. 

Y que su comportamiento dependerá de quien se lo dé. Los Fagines del mundo, si se los marginaliza, o los Sr. Barrow , si se trabaja por acogerlos, integrarlos y darles más de una oportunidad. Parece mentira que casi dos siglos después el mensaje de que estos niños responderán según se les trate, siga siendo necesario que se cuente y, debido a los tiempos (teatrales), que se cante.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.

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