Travesía de Feijóo a ninguna parte
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Travesía de Feijóo a ninguna parte

"No vamos a disculparnos por ser socialistas. Que pida perdón esa derecha desnortada que lleva el franquismo en la maleta"

El presidente del PP, Alberto Núñez FeijóoEFE

Hay quien reduce la continuidad de esta legislatura a un mero intento de frenar la codiciada —y frustrada— llegada del PP y Vox a la Moncloa. Sin embargo, no se trata solo de eso; se trata de seguir materializando los valores que representan a millones de progresistas. Valores que, cuando se traducen en políticas concretas, mejoran la vida de toda la ciudadanía, sin importar su voto.

Aunque pueda sonar épico, supone algo más cotidiano de lo que parece. Lo podemos ejemplificar en esa estudiante que, gracias al aumento de las becas, puede formarse y, una vez acabada su FP pública, accede a un trabajo con contrato indefinido y un salario 400€ superior al que tendría si Abascal fuese el vicepresidente de Feijóo.

Detrás del ruido hay una mayoría social a la que los insultos no le solucionan nada. Y esa pataleta va a más con el espaldarazo a Tellado y Ester Muñoz como abanderados del parlamentarismo del fango en el PP. En cambio, lo que sí mejora los proyectos de vida son los recursos públicos puestos en marcha por el gobierno de coalición progresista para que la gente ahorre 300€ al mes usando el transporte público, deje el coche en casa y, de paso, contribuya a reducir las emisiones de CO₂. O la buena gestión de la economía que reconoce a regañadientes hasta Trump. Ante esto, ¿realmente vamos a tirar la toalla?

Hablando de viajes, la relación del Partido Popular con la ultraderecha lo ha metido en un laberinto. Un callejón sin salida al que ha llegado por desconocer hasta su propia hoja de ruta: una ponencia aprobada en su congreso que aún no han interpretado. Es comprensible: llevan mareados desde aquel paseo por el mar con un narcotraficante y, además, parece que Ayuso es su única biodramina.

El verdadero programa de Feijóo es el que aplica en cuanto toma el timón de las comunidades autónomas y ayuntamientos. ¿En serio quiere la mayoría social gobiernos que estigmaticen a los migrantes, no frenen la especulación que dispara los alquileres, miren hacia otro lado ante las terapias de conversión LGTBI+ y boicoteen el pacto verde eliminando carriles bici para llenar las calles de contaminación?

Lo que tenemos enfrente ya es razón suficiente para defender la continuidad de Pedro Sánchez al frente del Gobierno. Sin embargo, nuestro proyecto político es mucho más ambicioso. El socialismo lidera una España que hoy planta cara en Europa y en el mundo, ya sea con el fin de pagar menos por la luz con la solución ibérica, evitando el 5% del PIB en la OTAN para no elegir entre lápices o balas, o liderando una respuesta que frene el genocidio en Gaza.

Pedro Sánchez tenía esta semana una respuesta fácil para ponerse al mismo nivel que la derecha: decirle a Feijóo que fue partícipe lucrativo del narcotráfico. Pero la política es otra cosa. El miércoles vimos al presidente como capitán de un barco en la bancada azul del Congreso; y, frente a él, a un náufrago con muchos días aún en la oposición: Feijóo y su travesía a ninguna parte.

El PSOE no es perfecto y necesita autocrítica. Estas últimas semanas hemos tenido que reaccionar con contundencia ante la desfachatez de ese porcentaje de 'señoros' que entran en política para enriquecerse, no para mejorar la vida de los demás. Pero no vamos a aceptar lecciones de quienes solo buscan destruirnos y devolvernos a la irrelevancia, mientras somos muchísimos más quienes trabajamos en política desde la decencia.

Con 146 años de trayectoria, no vamos a pedir perdón por adelantar por la izquierda ni por ser un faro de derechos y libertades. No vamos a disculparnos por ser socialistas. Que pida perdón esa derecha desnortada que lleva el franquismo en la maleta, esa que mira por el retrovisor porque realmente cree en la falsa premisa de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Lo cierto, y de sobra probado en la historia del progreso, es que lo mejor está por venir.

Víctor Camino es diputado por València y portavoz de Juventud

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