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Trump se alía con los ultras. El caso polaco

Trump se alía con los ultras. El caso polaco

Con la llegada del presidente estadounidense, el aparato conservador se inclina claramente hacia el creciente populismo reaccionario europeo, que ha encontrado en el ignaro Trump el mejor valedor imaginable.

Trump se alía con los ultras.Win McNamee

Tras la Segunda Guerra Mundial, que generó los vínculos internos actuales que convergieron en la Organización del Atlántico Norte que delimita un Occidente basado en la democracia parlamentaria, ha sido proverbial la cercanía entre las derechas europeas y el Partido Republicano de los Estados Unidos, en tanto la izquierda socialista y eurocomunista se ha alineado con el Partido Demócrata.

En línea con esta tradición, la llegada de Trump a la Casa Blanca hacía presagiar, lógicamente, una reversión de las relaciones que la UE y EEUU mantuvieron con Biden, dentro del marco dialéctico habitual. Pero pocos esperaban que los republicanos trumpistas, que hoy controlan el aparato conservador norteamericano, se inclinaran claramente hacia el creciente populismo reaccionario europeo, que ha encontrado en el ignaro presidente USA, condenado en firme por delitos relacionados con la prostitución y autor material de un golpe de Estado de momento impune, el mejor valedor imaginable.

He aquí el último episodio (por ahora) de semejante cercanía: Los polacos celebran este próximo domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El alcalde liberal de Varsovia, Trzaskowski, apoyado por la Plataforma Cívica del primer ministro Donald Tusk, se enfrenta a Karol Nawrocki, del partido populista y reaccionario Ley y Justicia (PiS). Durante la campaña, los dos finalistas se han acusado mutuamente de irregularidades y marrullerías, pero al candidato del PiS la ha salido un apoyo inesperado: Brian Mast, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes USA, ha enviado una carta, firmada también por otros miembros de la Cámara, a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para expresar su “profunda alarma por los acontecimientos informados en Polonia que pueden socavar la integridad de sus procesos democráticos”.

Se trata, es obvio, de una interferencia americana en los asuntos internos de Polonia y de la Unión Europea, pero nadie se ha sorprendido: Nawrocki visitó recientemente a Donald Trump en la Oficina Oval y a su salida declaró que Trump le había adelantado su triunfo: “Ganarás”, le dijo el profético multimillonario.

Las relaciones de colaboración explícitas entre el PiS polaco y el Partido Republicano son antiguas y se mantienen activas. Sin ir más lejos, los vínculos del PiS con la postura MAGA (la consigna de Trump: Make America Great Again) se pusieron de manifiesto el pasado martes en la CPAC, acrónimo de la Conservative Political Acton Conference, cuando la secretaria de Seguridad Nacional de Trump, Kristi Noem, pidió a los polacos que eligieran a Nawrocki. “Donald Trump es un líder fuerte para nosotros, pero ustedes tienen la oportunidad de tener un líder igual de fuerte en Karol si lo convierten en el líder de este país”, dijo.

Pero la interferencia ha sido aún más directa: Brian Mast, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, escribió una carta, firmada por otros miembros de la Cámara, a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para expresar “profunda alarma por los acontecimientos informados en Polonia que pueden socavar la integridad de sus procesos democráticos”.

Lógicamente, la respuesta de Bruswelas ha sido gélida: un portavoz de la Comisión Europea dijo que el ejecutivo de la UE “no se ocupa de los procesos electorales”, que es un asunto que compete a las autoridades nacionales. El escrito defiende además la celebración de “elecciones libres y justas” a través de instrumentos existentes y nuevos, como el reglamento de moderación de contenidos de la UE y el próximo Escudo de la Democracia, un comité especial dentro del Parlamento Europeo para proteger la democracia. El portavoz de la Comisión también ha dejado claro que está colaborando estrechamente con las autoridades polacas en sus acciones para restablecer el Estado de derecho después de un penoso periodo de gobierno del PiS.

Es claro que estas injerencias en las elecciones polacas no son nuevas. El vicepresidente del país, J. D. Vance, se reunió recientemente con el partido opositor de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) y participó claramente en la última campaña electoral de ese país. Asimismo, ha mostrado su simpatía hacia las políticas de la italiana Meloni, claramente alineadas con Trump. Y también ha criticado a los tribunales rumanos por anular las elecciones presidenciales de ese país tras acusar a Rusia de interferir en la campaña…

Tales interferencias son inadmisibles, y no pueden ser pasadas por alto. Además, es imposible que el vínculo trasatlántico se fortalezca de nuevo mientras persistan estas intromisiones, que no solo quiebran la debida neutralidad sino que respaldan opciones europeas iliberales, más familiarizadas con los viejos totalitarismos que con los fundamentos liberales y solidarios de la gran democracia que está sabiendo construir la Unión Europea.