El alcalde de Paiporta un año después de la DANA: "La reconstrucción va lenta, apenas llegamos al 20%"
Vicent Císcar asumió la alcaldía en julio de 2025 después de que Maribel Albalat dimitiera por motivos de salud. La reconstrucción es su desempeño diario que, reconoce, "está siendo mucho más lento de lo que le gustaría". Además, relata cómo vivió aquel 29 de octubre de 2024 en el que 56 paiportinos perdieron la vida.

La imagen de la tragedia sigue inmersa en Paiporta. Una de las localidades más afectadas por la DANA de aquel 29 de octubre de 2024 que sucumbió a gran parte de la Comunidad Valenciana en una catástrofe de la que siguen tratando escapar. El ruido de las obras siguen protagonizando el lugar valenciano donde los tres puentes que intercomunicaban el pueblo todavía no se han reconstruido. El barro sigue siendo el paisaje con el que amanecen todos los días los paiportinos. Ante esta situación, Vicent Ciscar (Paiporta, 1957) encabeza la reconstrucción del municipio que lo perdió todo después de asumir la alcaldía tras la dimisión de Maribel Albalat por motivos de salud. "Está siendo mucho más lenta de lo que nos gustaría", reconoce en esta entrevista con El HuffPost.
Las nubes no desprendían ni una gota de agua aquel martes de octubre según relatan los vecinos y el propio alcalde: "Aquí no llovía nada ni llovió nada en todo el día. Ni una gota en este pueblo". Además, que el barranco se desbordara es algo a lo que los habitantes de Paiporta están acostumbrados y que han visto en innumerables ocasiones. No obstante, la cantidad de litros de agua que surcaban a través del barranco del Poyo fue algo que nadie había visto nunca. Gente tratando de subir a los puntos más altos de pueblo, tratando de salvar a otras personas a las que la corriente les arrastraban y negocios y viviendas enteras derruidas o inundadas por el barro que teñiría las calles. Las farolas fueron derruidas por un coctel mezclado con coches y agua y, a la mañana siguiente, la desolación fue lo único que quedó en el pueblo.
La reconstrucción en estas circunstancias, y después de haber perdido a 56 personas que fallecieron aquella noche, es más difícil de lo que podría parecer. Vicent Ciscar relata a este periódico en qué punto se encuentran, cómo vivió aquel día, el estado del pueblo que lo perdió todo y su opinión de aquel día de la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey, Felipe VI, semanas después de la tragedia.
¿Cómo vivió usted el día de la DANA del 29 de octubre de 2024?
Aquel día estábamos en alerta naranja y, a media mañana, nos pasaron a alerta roja. A las 12:20 recibimos un mensaje del 112 informando de que el barranco del Poyo —que lo tenemos en pleno centro del pueblo— iba a llevar 264 metros cúbicos por segundo. Para nosotros, que llevamos aquí toda la vida, eso es lo que consideraríamos una barranca normal, algo que en otoño puede pasar varias veces. Desde ese momento hicimos lo que teníamos que hacer: cortamos los accesos al barranco, retiramos los cuatro o cinco coches que siempre aparcan debajo y estuvimos pendientes. Aquí no llovía nada, ni cayó una sola gota en todo el día. Ni en este pueblo, ni en Catarroja, ni en Valencia; toda el agua venía del barranco.
De hecho, a las 17:30 hice un vídeo: el barranco llevaba como mucho un par de metros de agua en la parte baja. El cauce tiene nueve metros de profundidad, pero en ese momento solo venía de lado a lado con unos dos metros. Yo había venido de Valencia en metro y, como la estación está al lado del barranco, hice el vídeo para ver cómo estaba. Fui a mi casa, que está a las afueras del pueblo, y a las 18:10 o 18:15 recibí un mensaje de la Policía Local diciendo que el agua se estaba saliendo por encima de los puentes. Solo habían pasado 30 o 40 minutos desde que grabé el último vídeo. En ese momento regresé al pueblo, fui a buscar a la alcaldesa y, cuando estaba en la puerta de su casa para que subiera a mi coche, empezó a entrarle agua. Le dije que se quedara porque ya estaba entrando el agua en la vivienda y tiene niños pequeños. Imagina lo que es ver cómo se te inunda la casa.
Aquí todo el mundo lo perdió todo. Incluso miembros del equipo de gobierno perdieron sus casas, sus coches y todas sus pertenencias. Yo, con el coche y el agua a media rueda, me fui hasta el Consum. Entré al establecimiento y avisé de que saliera la gente porque el agua venía por las calles. Luego fui al Mercadona, hice lo mismo con los empleados y les dije que cerraran. Después salí del pueblo con el coche y me fui a mi casa. Más tarde, a las 00:30, cuando el nivel del agua ya había bajado, vine al ayuntamiento y empecé a ver todo el desastre. El agua subió diez metros en una hora. El nivel que yo había visto a las 17:30, cerca de las siete ya había aumentado diez metros, pasando tres metros y medio por encima de los puentes. Aquí tenemos un árbol famoso porque aguantó la riada; se puede ver la marca del agua, ya que desde donde no hay hojas hacia abajo fue arrasado.
La inundación media fue de dos metros y medio. A eso hay que añadir que todos los coches iban flotando, golpeando casas, farolas, árboles, todo. Aparecieron coches amontonados en calles donde no había ninguno aparcado, porque el agua los arrastraba por todas partes. El espectáculo era desolador: medio metro de barro, arrastres del barranco por todas partes. Para que se hagan una idea, ya hemos contado que faltan 800 farolas, que los coches rompieron y tiraron. Hemos tenido que rehacerlas y ahora toda la iluminación pública está un poco cogida con pinzas. Funciona y hay luz en todas las calles, pero a veces, cuando llueve, alguna se apaga y hay que volver a encenderla. Solo en iluminación pública tenemos que rehacer todo el sistema de la población, pero obviamente lo haremos cuando estén hechos los desagües, las aceras y podamos instalar las farolas. No vamos a empezar la casa por el tejado.

Como alcalde del pueblo y con contacto diario con la ciudadanía, ¿cómo está Paiporta hoy, un año después de aquello?
La situación se percibe en dos sentidos. Por un lado, la población tiene muchas ganas de recuperar la normalidad, de volver a vivir como lo hacía antes. La mayoría de los vecinos ya ha recibido las ayudas correspondientes: las destinadas a los vehículos, a las reparaciones o a los daños en sus viviendas. Eso ha aliviado mucho la incertidumbre inicial sobre si se concederían o no las ayudas. Han llegado numerosas ayudas por parte del Estado y también algunas de la Generalitat. La incertidumbre que había al principio —porque aquí la gente lo perdió todo— se ha ido transformando en esperanza. Hablamos de 2.200 viviendas en planta baja que perdieron recuerdos, muebles y pertenencias de toda una vida.
Hoy, muchas de ellas ya han sido reformadas, y más del 80% de los comercios y negocios de hostelería han vuelto a abrir. Además, las asociaciones locales muestran muchas ganas de recuperar la vida social. Las Fallas, los Moros y Cristianos, y otras fiestas populares se han reactivado con fuerza. Sin embargo, no olvidamos que 56 personas perdieron la vida, 46 de ellas aquí en Paiporta, otras que el agua se llevó lejos del pueblo. Hay familias que aún intentan entender qué ocurrió, porque algunas víctimas murieron dentro de sus propias casas o en sus garajes al intentar mover el coche.
Las ayudas están siendo uno de los debates en Valencia. El Gobierno ha dicho que ha dado más del 90% mientras que la Generalitat dice que no llegan, ¿cómo es posible que todavía se esté así un año después?
Yo no voy a entrar en disputas institucionales. Prefiero hablar con datos objetivos. En total, se han destinado alrededor de 750 millones de euros a la reconstrucción. Solo al Ayuntamiento han llegado 201,5 millones para reparar infraestructuras municipales. Además, el Ministerio para la Transición Ecológica ha otorgado 47 millones a Global Omnium, la empresa encargada del ciclo integral del agua, para reparar desagües y el suministro de agua potable. El Ministerio de Juventud nos concedió 1 millón de euros; el Ministerio de Trabajo, 1,3 millones para contratar a 80 personas que ayudaran en la reconstrucción; y el Ministerio de Bienestar Social, 1,8 millones para reforzar las ayudas a las familias más afectadas.
El Ayuntamiento tuvo que gestionar también la retirada de 13.000 coches siniestrados, que fueron sacados de garajes y calles y tramitados a través de los centros autorizados de tratamiento. La mayoría de los vecinos ha recibido ya las ayudas por los vehículos y por sus casas. El Consorcio de Seguros ha abonado más del 80% de las indemnizaciones, aunque en algunos casos hay problemas cuando la cobertura no se corresponde con el valor real de lo dañado.
También se están atendiendo las pérdidas agrícolas: se están restituyendo terrenos y compensando la pérdida de árboles. La Generalitat ha concedido ayudas de 6.000 euros por vivienda y otras para vehículos, además de encargarse de la retirada de escombros, que ascendió a millones de toneladas de barro y enseres. El Ayuntamiento de Paiporta gastó 19 millones de euros en la limpieza inicial del pueblo, garajes y dependencias, un importe que ya ha sido reembolsado por el Ministerio del Interior.
Todo eso lo está haciendo la Administración del Estado —más allá de los 6.000 euros de los coches y algunas de vivienda—. Desde luego las cuantías son muy diferentes. La Generalitat. También habrán sido muchos millones, pero no lo sé porque tampoco está publicado en ningún sitio. Está dicho lo que van a dar y lo que han dado y tal, pero no la documentación.

Si tuviéramos que poner un porcentaje, ¿en qué punto de la reconstrucción se encuentra hoy Paiporta?
Vamos a ver, depende de que estemos hablando. Los tres puentes se están reparando aunque uno de ellos hay que derribarlo porque tiene 100 años. Y luego la pasarela hemos tenido que pausar la reconstrucción porque en otoño vuelve el agua a pasar. En ese sentido estamos como mucho en un 20% y en el resto de reconstrucción también es un porcentaje muy bajo. No es lo mismo tener que gestionar 15 millones a 250 millones. Queremos cumplir con toda la legalidad ya que gestionamos dinero público.
Eso hace que estemos aún en un nivel de ejecución aún muy bajo, sólo hemos arreglado lo necesario. La oficina de atención al cliente las hemos arreglado, el mercado municipal está funcionando, la biblioteca con una planta también nos está funcionando, la escuela de adultos está funcionando el centro de formación donde damos cobertura a las personas que se forman estando paradas. Lo otro pues lo tendremos que hacer bien, con paciencia, intentando que la ciudadanía sufra lo menos posible por tener una obra en la puerta de tu casa.
Hemos conocido que se ha incorporado a la causa de juicio la llamada de emergencias pidiendo a los bomberos que vigilaran el barranco del Poyo a la una del mediodía, ¿cómo es posible que se avisara tan tarde a la ciudadanía?
Hay que distinguir dos cosas: una es que los bomberos vinieran a revisar el medidor del barranco, y otra es el aviso general a la población. Desde que recibimos la alerta estuvimos pendientes del barranco todo el día y tenemos documentación gráfica de casi cada hora. El nivel del agua subió diez metros de golpe. Si los bomberos hubieran venido a la una del mediodía, habrían visto apenas dos metros de agua. Hasta las 17:30 todo parecía normal. Luego, en cuestión de minutos, el nivel se disparó.
Es cierto que el aviso a la ciudadanía llegó tarde. Si se hubiera enviado con más tiempo, seguramente habría habido los mismos daños materiales, pero no tantas víctimas. En una alerta reciente, por ejemplo, se enviaron los avisos nueve horas antes y los ayuntamientos pudimos actuar con antelación. Si eso hubiera ocurrido el 29 de octubre, sin duda se habrían salvado vidas.
Creo que el problema principal fue la falta de conocimiento técnico sobre el comportamiento de las cuencas fluviales. Las emergencias deberían estar dirigidas por técnicos, no por políticos. También ha habido mucha desinformación: se ha dicho que se rompió una presa, pero el Barranco del Poyo no tiene ninguna. Lo que ocurrió es que se juntaron los caudales de varios barrancos —el del Poyo, el de Altea y el de la Horqueta— y cayeron más de 800 litros por metro cuadrado en pocas horas.
Por Paiporta llegaron a pasar 5.000 metros cúbicos por segundo, el doble de lo que lleva el Ebro. Eso no hay infraestructura que lo resista.
Se ha criticado la ausencia del presidente Mazón durante la emergencia, ¿qué opina?
No me corresponde a mí valorarlo. La ciudadanía ya sacará sus propias conclusiones a partir de lo que se conozca en la investigación. Cada uno debe explicar qué hizo y dónde estaba. Yo no voy a entrar en eso.

Usted asumió la alcaldía en julio, sustituyendo a Maribel. ¿Cómo se encuentra ella y cómo ha afrontado usted este reto?
Maribel se encuentra mejor, recuperándose poco a poco. En cuanto a mí, ha sido un reto enorme. Soy de Paiporta, he vivido aquí toda mi vida y siento una gran responsabilidad. Me ha tocado asumir el cargo en un momento muy difícil, pero mi objetivo es seguir adelante con serenidad, experiencia y compromiso. Habrá quien piense que lo hago bien y quien piense lo contrario, pero alguien tiene que estar al frente. Y yo estoy aquí para intentar reconstruir un pueblo mejor: más verde, más habitable y más seguro.
Queremos reducir el tráfico dentro del casco urbano y crear más espacios para las personas. Los coches fueron responsables de más del 50% de los daños, al ser arrastrados contra casas y mobiliario urbano. En el futuro apostaremos por más zonas verdes, aparcamientos disuasorios y una movilidad más sostenible.
No sé si desde que tomó el cargo en algún momento usted ha llamado o le ha llamado Mazón.
Bueno, yo estuve con Mazón tres días después de de ser nombrado alcalde de Paiporta cuando se hizo la ceremonia de inauguración del ferrocarril, que se puso en marcha seis meses después y hablé de temas del pueblo. Él hará lo que considere cuando lo tenga que hacer. Quiero decir: si quiere dimitir lo hará y si no se quedará. Es una decisión suya. Lo que no puedo hacer es obviar que es el president de la Generalitat y nosotros una administración local con un montón de dependencia.
Le planteé tres problemas latentes en el pueblo: uno era la retirada de los escombros, otro que la única salida posible por carretera de Paiporta es agrícola y no se puede salir por por el oeste, por el norte y por el este debido a las inundaciones, entonces están asfaltando esa zona; y finalmente un centro de emergencias porque lo hemos perdido todo, eso no entra en la reconstrucción y lo asumirá la Generalitat.
Durante la visita del rey y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hubo incidentes. ¿Qué ocurrió realmente?
La alcaldesa y yo nos en medio de las personas que intentaban a agredir a Pedro Sánchez que estaba con el rey. Bueno, intentándolo, lo hicieron. Le pegaron un palazo por la espalda y luego le rompieron el cristal del coche y yo estaba ahí, al medio, como de aquí a la cámara de lo que estaba ocurriendo. Y lo curioso del caso es que siendo el primer teniente de alcalde y a mi lado la alcaldesa no nos dijeron nada. ¿Por qué? Porque no eran de Paiporta y no nos conocían. Eso no quita que las personas que estaban más atrás estaban enfadadas.
La gente del pueblo no es agresiva. Lo puedo corroborar porque estuvo ahí en medio y se ve en las imágenes. Iba recibiendo barro, como todos. La gente aprovecha esos momentos y encima cuando se le da la visibilidad y la publicidad a una visita como esa. Se sabía cuándo iban a venir y por dónde iban a estar. Se ha vendido que era gente de Paiporta y es totalmente falso y estoy en contra de todas las personas que vinieron de fuera para generar violencia. Nuestra ciudadanía estaba enfadada, evidentemente, pero no formó parte de nada de aquello.
Hay una desconfianza en las instituciones, ¿cómo se vuelve a retomar la ilusión y la confianza de la ciudadanía
Trabajando. No hay otra manera. La gente se tiene que dar cuenta de que no paramos de trabajar y de intentar cambiarlo todo para mejorar las cosas. Y la gente tiene que entender que la velocidad en esta magnitud de catástrofe no puede ser la misma que cuando uno se tiene que reformar su casa.
¿Qué mensaje le mandaría a la población deportada un año después de aquella tragedia?
Seguimos compartiendo el dolor, pero tenemos que avanzar y hacerlo conjuntamente con la ciudadanía, intentando hacerlo lo mejor posible y con las menos molestias posibles. Ese es nuestro objetivo.
