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¿Puede realmente el Gobierno impedir que EEUU use las bases militares de Rota y Morón para llevar armas a Israel?

¿Puede realmente el Gobierno impedir que EEUU use las bases militares de Rota y Morón para llevar armas a Israel?

Estados Unidos, con dos bases militares en España a medio camino de Oriente Medio, es el principal proveedor de armas del Gobierno de Benjamin Netanyahu.

Un buque militar estadounidense, en la base naval de Rota, en octubre de 2024.Francisco J. Olmo/EP via Getty Images

Cuando el pasado 8 de septiembre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que España prohibiría la entrada de barcos o aviones que llevasen encima material de defensa con destino Israel, todo el mundo pensó enseguida en las bases militares de Rota y Morón. Aunque ambas se encuentran en territorio español, y por tanto en espacio aéreo y de tránsito marítimo españoles, son de uso y disfrute del Ejército estadounidense desde los Pactos de Madrid de 1953. Entonces, ¿podría Estados Unidos, principal suministrador de armamento a Israel, burlar el embargo de armas a través de estas bases? Este lunes, el diario El País ha avanzado en exclusiva que el Ejecutivo ha vetado "el paso por Rota y Morón de armamento de Estados Unidos para Israel". La pregunta es... ¿Puede hacerlo realmente? ¿Tiene esa capacidad el Gobierno?

Según la información de El País, fuentes conocedoras del funcionamiento del Comité Permanente Hispano-Norteamericano, el órgano que coordina la relación entre EEUU y España respecto al uso de las bases, han trasladado que "Rota y Morón no son un coladero". Esa palabra, coladero, es la que utilizó Podemos para denunciar "el embargo fake" aprobado por el Gobierno. "Estamos ante un engaño del Gobierno y ante un auténtico coladero para mantener la complicidad y las relaciones con los genocidas. [...] No servirá para frenar el tránsito de material militar por los puertos españoles, ya que no se establecen controles al cargamento de los buques ni se impide el uso de las bases de EEUU en Rota y Morón", aseguraron desde la formación liderada por Ione Belarra.

El uso militar por parte del Ejército estadounidense de las bases de Rota y Morón está regulado por el Convenio de cooperación para la defensa entre España y Estados Unidos. El problema es que el texto, refrendado en varias ocasiones en los últimos años, recoge el derecho del Gobierno estadounidense a no comunicar el destino final del cargamento de sus aviones o barcos. En todo caso, según el artículo 25 del Convenio y el procedimiento operativo aprobado en 2011, España podría solicitar más información respecto al trayecto o carga de los vuelos si estos llevan una carga considerada "controvertida", aunque no se especifica qué cargamentos podrían ser objeto de discusión. Quizás las armas para Israel lo sean, aunque para eso habría que saber que su destino final es el país hebreo.

Lo mismo sucede con los barcos. Según fuentes pacifistas que llevan años trabajando por el desarme en España consultadas por El HuffPost, "si ya es difícil inspeccionar la carga de cualquier barco que pase por puertos españoles, más difícil es hacerlo en las bases estadounidenses". Hace unos días, de hecho, el grupo parlamentario Sumar registró en el Congreso una proposición de ley complementaria al embargo para que el Gobierno pueda llegar a inspeccionar los buques con origen o destino en países bajo sospecha de cometer un genocidio o crímenes de guerra. Tal y como comentó el diputado de Izquierda Unida y secretario general del Partido Comunista de España, Enrique Santiago, la normativa actual carece "de herramientas legales contundentes para no solo impedir el envío de mercancías sino también detenerlas".

Según las mismas fuentes consultadas, el Gobierno puede decir que prohibirá el tránsito en las bases militares, pero no hacerlo. "España no puede impedirlo porque el Convenio dice claramente que Estados Unidos no tiene obligación de informar sobre el contenido de los buques que recargan en Rota, que son los que más material militar pueden trasladar". "Además, España puede preguntar qué contienen, pero nunca lo ha hecho. Nunca ha preguntado. Lo mismo con los aviones. Pueden preguntar porque sí está prohibido que vengan aviones con, por ejemplo, bombas nucleares. Pero tampoco han preguntado", añaden los expertos consultados, que ven en el anuncio un nuevo intento del Ejecutivo por demostrar que "están haciendo todo lo posible por impedir la llegada de armas". Pero, al final, la única forma de que España pueda de verdad bloquear el tránsito de armamento en las bases de Rota y Morón es modificar el convenio, algo que obligaría a una negociación con el Gobierno de Donald Trump.

Lo único que podría primar sería la diplomacia. Es decir, España ha dejado constancia de que no quiere que por su territorio pase material de defensa que pueda terminar en manos de Israel. Ahora, solo pueden confiar en que Estados Unidos trate de evitar el conflicto diplomático, como hizo, por ejemplo, con seis aviones F-35 que entregó al Gobierno de Benjamin Netanyahu en marzo y abril. Según ha informado El País, estos cazas, "que venían ya con los distintivos de la Fuerza Aérea israelí ya pintados en el fuselaje, hicieron escala en las islas Azores" y no en España.

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

Cómo contactar conmigo:

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