A la famosa estatua de Hachiko en Japón le ha salido 'competencia' en Bilbao
Una de las esculturas florales más grandes del mundo.
Seguro que todos hemos visto alguna vez la imagen Hachiko esperando pacientemente en la estación de Shibuya, o al menos hemos oído hablar de ese perro cuya lealtad trascendió fronteras. Su silueta ahora está inmortalizada en una popular estatua de Japón que sirve de encuentro para locales y visitantes. No obstante, en España no tenemos nada que envidiar en cuanto a esculturas de animales se refiere.
Frente al icónico Museo Guggenheim, en Bilbao, se alza Puppy, un imponente cachorro de West Highland Terrier de 12 metros de altura cubierto por 38.000 plantas que, desde su creación en 1992 por el artista Jeff Koons, se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad. La escultura fusiona el lenguaje del arte contemporáneo con la estética de los jardines formales europeos.
Cada primavera y otoño, Puppy renueva su manto floral con un minucioso proceso que involucra a cerca de treinta jardineros y un sistema de riego automatizado y programado según sensores de humedad, clima y necesidades de las plantas. En verano viste alegrías, begonias y lobelias, mientras que en invierno se cubre de pensamientos y violas más resistentes. Además, se ilumina con tecnología LED y emplea plantas de viveros locales.
Un símbolo de lealtad
Al igual que la estatua de Hachiko en Japón, Puppy encarna la lealtad y el vínculo especial entre los perros y los seres humanos. No solo es una las estatuas florales más grandes del mundo y una de las piezas más emblemáticas de Bilbao, sino que ofrece una metáfora contemporánea de esa fidelidad perruna, recordándonos el poder emocional en una figura entrañable que se ha convertido en todo un ícono.
Como principal reclamo del Museo Guggenheim, Puppy no solo atrae fotógrafos y amantes del arte, sino que también ha impulsado la afluencia al centro cultural. Además, en 2024 el museo organizó talleres creativos en torno al cambio de flores de Puppy, acercando el arte vivo a las familias vizcaínas y turistas por igual. La estatua evoluciona con cada temporada, reflejando asimismo el ciclo de vida y la resiliencia de Bilbao.
En definitiva, Puppy se ha consolidado como un icono global de arte contemporáneo y lealtad canina, un emblema que trasciende fronteras y celebra la conexión emocional entre el ser humano y sus fieles amigos peludos de cuatro patas. En Bilbao, este gigante floral sigue enamorando con su belleza colorida, recordándonos que el arte puede florecer en plena ciudad, literal y metafóricamente.