Afrontan seis años de cárcel por alquilar pisos para destinarlos a alojamientos turísticos
Habían construido una habitación más, usando parte del comedor, para así sacar más rédito del piso.

La Fiscalía pide penas de seis y cinco años de prisión para un hombre y una mujer acusados de subarrendar ilegalmente una veintena de pisos del Eixample de Barcelona, con documentación falsa, para usarlos como pisos turísticos y cobrar por habitación, entre los años 2016 y 2020.
En un juicio que ha empezado este lunes en la sección sexta de la Audiencia de Barcelona, la Fiscalía ha solicitado una pena de seis años para el hombre y de cinco años para la mujer, a los que acusa de un delito continuado de estafa agravada y de un delito continuado de falsedad en documento público y oficial -con agravante de reincidencia para el hombre-.
El ministerio público también pide que cada uno pague una multa de alrededor de 5.000 euros, que se destruyan los documentos falsificados que les acreditaban como ciudadanos de la Unión Europea y que indemnicen a nueve de los propietarios de los pisos con un total de 217.000 euros en materia de responsabilidad civil.
Por otro lado, una de las cuatro acusaciones particulares pide nueve años de prisión para la mujer por los mismos delitos y 12 años de cárcel para el hombre, al considerar que también incurrieron en un delito de usurpación del estado civil.
Según el escrito de fiscalía, entre 2016 y 2020 la pareja siguió un "plan" para alquilar varias propiedades del Eixample barcelonés y destinar los pisos al subarriendo para turistas, aun sin tener ningún tipo de licencia para ello.
Documentación falsa
Varios testigos han declarado que alquilaron sus pisos a los acusados después de que la pareja les explicaran que tenían intención de mudarse a vivir junto a sus hijos desde Tarragona a Barcelona por motivos laborales, y les mostraban documentos haciéndose pasar por ciudadanos de Lituania, es decir, de la Unión Europea.
En este sentido, el hombre, ya había sido condenado a seis meses de prisión en mayo de 2017 por un delito de falsificación de documentos públicos en Barcelona.
Los testigos han coincidido en que cuando consiguieron poner punto final al contrato, tras saber que la pareja subarrendaba el piso a turistas, vieron que habían construido una habitación más usando parte del comedor, para así sacar más rédito del piso.
Además, los propietarios han declarado que encontraron los pomos cambiados y que funcionaban con claves numéricas o con llaves específicas y, en un caso, una mujer constató que le habían arrancado todo el parqué del piso.