Camino de Santiago: etapas y tramos de la Ruta del Mar de Arousa y Río Ulla
A diferencia de otras rutas del Camino, esta variante no está pensada para grandes multitudes.

La Ruta del Mar de Arousa y Río Ulla comienza en la ría de Arousa, una de las más amplias y ricas en biodiversidad de Galicia. El punto de partida habitual es el puerto de Ribeira o el de O Grove, aunque también se puede iniciar desde otros enclaves costeros como Cambados o Vilanova de Arousa. Desde allí, los peregrinos embarcan en una travesía que sigue el itinerario que, según la tradición, recorrió la barca de piedra que transportaba los restos del Apóstol Santiago.
Durante la navegación, se atraviesan aguas salpicadas de bateas —plataformas flotantes para el cultivo del mejillón— y se bordean islas como la de Arousa o Cortegada, esta última integrada en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas. Uno de los elementos más emblemáticos del trayecto es la sucesión de diecisiete cruceiros de piedra que jalonan el canal del río Ulla, considerados los únicos vía crucis marítimos del mundo. Estas cruces, erigidas en honor al Apóstol, guían simbólicamente el camino hacia el interior.
La transición entre mar y tierra se produce en Pontecesures, donde los peregrinos desembarcan para continuar a pie hasta Santiago de Compostela. Este tramo terrestre, de aproximadamente 25 kilómetros, atraviesa localidades como Padrón, Iria Flavia y Escravitude, lugares cargados de historia jacobea. En Padrón, por ejemplo, se encuentra el Pedrón, una piedra a la que, según la leyenda, fue amarrada la barca que trajo al Apóstol. Iria Flavia, antigua sede episcopal, es otro enclave de gran relevancia, mientras que la iglesia de A Escravitude ofrece un alto espiritual antes de afrontar los últimos kilómetros.
A diferencia de otras rutas del Camino, esta variante no está pensada para grandes multitudes. Su carácter mixto —marítimo y terrestre— y su menor difusión la convierten en una opción más tranquila, ideal para quienes buscan una experiencia más introspectiva. Además, la ruta está profundamente ligada a la cultura marinera gallega, lo que permite al peregrino descubrir aspectos menos conocidos del patrimonio local, como la arquitectura portuaria, las tradiciones pesqueras y la gastronomía basada en productos del mar.
El recorrido puede realizarse en una jornada intensa o dividirse en varias etapas, dependiendo del punto de partida y del ritmo del peregrino. Algunas embarcaciones turísticas ofrecen paquetes organizados que incluyen la navegación, visitas guiadas y traslados, aunque también es posible realizar el trayecto de forma independiente, coordinando con empresas náuticas locales. La señalización en tierra está bien mantenida, y en los últimos años se han hecho esfuerzos por integrar esta ruta en la red oficial de caminos reconocidos por la Oficina del Peregrino.