Cándido Ibar, padre de Pablo Ibar, tras la noticia de la revelación de un testigo: "Se abre una nueva ventana de esperanza"
Una inesperada revelación de un supuesto testigo ha devuelto la ilusión a este expelotari de 81 años de volver a ver a su hijo en libertad.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y precisamente eso es lo que han recuperado Cándido Ibar y el resto de su familia. Una noticia surgida como un oasis en medio de un vasto desierto de novedades positivas le ha devuelto a sus 81 años la ilusión de poder ver y abrazar a su hijo, Pablo Ibar, en libertad, tras llevar ya 31 años encerrado en prisión en Estados Unidos por un crimen del que siempre aseguró ser inocente.
El pasado 23 de junio, la Asociación Pablo Ibar-juicio justo comunicó que el actual letrado de Ibar había presentado en los juzgados de Broward County (Florida, Estados Unidos) una declaración jurada con la inesperada revelación de un testigo que exculparía a Ibar de la autoría del triple asesinato ocurrido en el interior de una vivienda en la ciudad de Mirarmar (Florida) en 1994.
Esta nueva novedad se produjo como resultado de una investigación que se inició después de que el informante se pusiera en contacto con la propia asociación al ver el caso en los medios de comunicación y desvelara el nombre y los apellidos de los dos nuevos sospechosos.
Las noticias se habían evaporado más allá de la petición de un nuevo juicio que solicitó Ibar en 2023, ya que en mayo del 2019 y a pesar de conseguir salvar su vida tras permanecer 16 años en el corredor de la muerte (del 2000 al 2016), fue condenado a cadena perpetua en una repetición del juicio.
Ese litigio, igual que todo lo que rodea este caso desde hace más de tres décadas, estuvo sembrado de dudas, pruebas inconexas, veredictos incomprensibles y muchas decisiones polémicas. Y, pese a todo, el denominador común siempre ha sido el mismo: los días pasaban e Ibar seguía viviendo su vida entre rejas.
"La noticia es buena, hasta dónde va a llegar no se sabe porque estamos en un principio, pero es buena. Yo estaba apagado, no salía nada nuevo y ahora se abre una nueva ventana de esperanza, vuelvo a tener llamadas y esta noticia es recuperar la ilusión", asegura al otro lado del teléfono un Cándido que vive en Zarautz junto a su sobrino y que lleva cinco años sin ver a su hijo.
De momento y al estar en países diferentes no ha podido hablar con su hijo, pero a través de Tanya, la mujer de Pablo, y de su otro hijo, Michael, sí que le han informado que esta novedad también le ha subido el ánimo. "Le ha animado bastante porque ha estado medio hundido, se veía con pocas posibilidades para poder avanzar y esto devuelve la ilusión", traslada.

De hecho y aunque su otro hijo y su nuera han estado informados en todo momento de esta nueva investigación, él se enteró ese 25 de junio como el resto del mundo.
"A mí me lo comunican ese día, yo no sabía que llevaban un año investigando nada y para mí ha sido mejor. Me dijo Andrés Krakenberger (portavoz de la Asociación) dos días antes que me tenía que pedir un favor, le dije en tono de broma que dinero no tenía, y me dijo que era otra cosa, que estuviera atento que en dos días iba a salir algo que me iba a gustar. Cuando salió la noticia me mandó el texto que publicó y luego ya he pude hablar con Tanya y Michael, que eran de los pocos que lo sabían pero que lo tenían que mantener en secreto por motivos de seguridad del testigo", explica.
Esperan una respuesta antes de 2026
Las cosas de palacio van despacio y la justicia en el caso de Pablo Ibar, más. Tal y como le comunicó a Cándido el abogado de su hijo, Daniel Tibbitt, este estima según su experiencia que la respuesta podría llegar en cualquier momento de aquí a seis meses, es decir, si su previsión se cumple, tendría que conocerse este mismo año.
Sin embargo, en el caso de Ibar los plazos tampoco se han cumplido y las respuestas por parte de la justicia estadounidense han tardado más en llegar de lo que se presuponía en un principio. De hecho, si todo saliera bien, Cándido detalla que todo el proceso podría estar terminado en unos dos años.
"Si todo fuera correctamente y en seis meses contestan que se aprueba, después habría que preparar los argumentos tanto nosotros como ellos y en un año podría ser el juicio, así que de aquí a dos años más o menos podríamos tener el juicio terminado. No sabemos si será, pero podría ser. Además, lleva tanto tiempo que a nadie le interesa alargar", relata el expelotari.
El problema, añade, es que "depende de ellos, siempre han puesto trabas y son la parte complicada y en la que no podemos hacer nada". Ellos ahora mismo como familia están trabajando en conseguir el dinero que valen este tipo de juicios y que no sabe ni cuantificar.
"La apelación son unos 150.000 euros, así que el nuevo juicio imagínate... los números son grandes", asegura Cándido, que informa que cuando estaba condenado a muerte recibía una ayuda tanto del País Vasco como del Gobierno español, pero que al pasar a cadena perpetua ya no la daban. "Hará falta mucho dinero y a ver si la gente nos ayuda", desea.
De momento, la asociación cuenta con una partida -gracias a una enmienda aprobada en su día por unanimidad- en los presupuestos del País Vasco de 50.000 euros y una ayuda de la Diputación Foral de Gipuzkoa de 8.000.
Además, el comportamiento de Ibar en la cárcel de South Bay, en Florida, está siendo ejemplar: "El otro día me dijeron que estaba ayudando en la enfermería a limpiar sangre por las cuchilladas y altercados que se producen, antes colaboraba con un sargento arreglando puertas o cambiando cubiertas a los camiones, etc. Es una forma de entretenerse, pero también ganas reputación porque no es lo mismo un mal comportamiento que hacer algo así. No creo, pero igual influye en algo".
"El problema es que hacen el juicio a su manera"
Cándido también responde a una pregunta clave: la de por qué ha aparecido ahora este testigo tras llevar tres décadas en prisión. Su respuesta resume perfectamente todas las irregularidades que se han vivido en el caso de Ibar: "Según tengo entendido había informado hace años a un agente del FBI y este no había hecho nada. Ahora han encontrado a ese agente y dice que no lo recuerda. ¿Por qué no fue más adelante? Vete a saber, no le interesaría, no le querría, ¿quién sabe?".
Episodios como este han vivido incontables a lo largo de estos años, como por ejemplo, rememora, en el último juicio cuando tras una decisión su abogado le dijo al juez que estaba haciendo algo fuera de la Constitución y le contestó con que él mandaba en ese momento y si quería que apelara.

Con todo este bagaje previo, la familia está esperanzada en que esta vez sea la buena y con la que pueda salir Ibar de la cárcel, aunque mantienen la cautela al cargar con una mochila durante tres décadas que solo se ha llenado de decepciones.
Por ello, Cándido reitera que para ver a su hijo en libertad todavía mucha pelea y mucho desgaste, pero este expelotari vuelve a creer en poder volver a comer con su hijo unos pollos con arroz, tal y como hacían antes de que todo se torciera todo hace 31 años.
