Cómo los abogados de O. J. Simpson lograron que saliera absuelto del asesinato de su exmujer y un amigo

Cómo los abogados de O. J. Simpson lograron que saliera absuelto del asesinato de su exmujer y un amigo

Un 'dream team' de la abogacía del lado del exdeportista y un garrafal error de cálculo de la Fiscalía dinamitaron el llamado 'juicio del siglo'.

O. J. Simpson, probándose los guantes en el juicioAFP via Getty Images

Se le llamó 'el juicio del siglo' y su eco aún alcanza tres décadas después. Especialmente este jueves, tras conocer que su 'protagonista', O. J. Simpson, ha fallecido a los 76 años. Contada su vida de éxito, excesos y escándalos, es imposible no volver la vista a aquella condena por el doble asesinato de su exmujer y un amigo se tornó en absolución

El escándalo se remonta al 12 de junio de 1994, cuando su ya exmujer Nicole Brown y su amigo Ron Goldman fueron hallados muertos y con numerosas cuchilladas frente a su casa de Los Ángeles. O. J., sobre el que ya pesaban denuncias por malos tratos, fue rápidamente declarado sospechoso y aunque intentó darse a la fuga en su coche, la huida duró poco. 

Como recoge Reuters, el escándalo lo tenía todo para colapsar diarios, televisiones y la opinión pública. Una celebridad rica y acusada; un hombre negro acusado de matar a su ex esposa blanca por celos; una mujer asesinada tras divorciarse de un hombre que la había golpeado; un potentísimo y no menos caro equipo de carismáticos abogados defensores y "una enorme metedura de pata" por parte de los fiscales

Al comienzo del juicio Simpson se declaró "absolutamente 100 por ciento inocente". Soportaría durante incontables sesiones los argumentos de la acusación tratando de probar que mató a su expareja en un ataque de celos, entre ellos las pruebas halladas en la escena del crimen, como huellas de calzado o guantes "compatibles" con su acusación.

Del lado del futbolista había un auténtico dream team de la abogacía, con los cotizados criminalistas Johnnie Cochran, Alan Dershowitz y F. Lee Bailey, quienes, recuerdan las fuentes, consiguieron imponer su experiencia a la versión de la Fiscalía e intentaron explotar la vía de las acusaciones racistas de policías blancos

O.J. Simpson, junto a sus abogados, durante el juicio por la muerte de su exmujer y un amigo en 1994(COLOR KEY: Walls are brown). (Photo by Reed SAXON / POOL / AFP)REED SAXON vía Getty images

Del juicio se  a menudo se rememora lo que consideraron un 'error garrafal' de la acusación, la propia Fiscalía. Cuando ordenaron a Simpson que se probara un par de guantes manchados de sangre encontrados en la escena del crimen. Lo que pensaban que sería un plan perfecto salió del todo mal, ya que O. J., tras un rato intentando ponérselos, acabó mostrando que no le quedaban bien de un modo muy teatral.

La sentencia se precipitaría, con EEUU conteniendo la respiración aquel 3 de octubre de 1995. Hasta Bill Clinton quiso ver la sentencia por televisión. Con la absolución al jugador de raza negra muchos afroamericanos celebraron su absolución y vieron a Simpson como víctima de una policía intolerante, mientras un sector de población blanca rechazó su exoneración.

Superada la absolución, la familia de las dos víctimas iniciaron una nueva vía, una demanda por muerte por negligencia contra el exjugador de la NFL. Dos años más tarde de la anterior sentencia y ahora con un jurado eminentemente blanco, O. J. fue condenado como responsable de las dos muertes a pagar 33,5 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios. 

Finalmente tenemos justicia para Ron y Nicole", apuntó tras conocer el veredicto Fred Goldman, el padre de Ron.

O. J. Simpson muestra muy llamativamente los guantes que le hicieron probarseWireImage vía getty images
MOSTRAR BIOGRAFíA

Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es