Dejan a un grupo de chimpancés a sus anchas y desarrollan un sentido de la moda que desconcierta a expertos
"Se propaga socialmente, de ejemplar a ejemplar".

No es la primera vez que los chimpancés del orfanato de vida silvestre de Chimfunshi en Zambia, muestran un comportamiento extraño. Correr con hierba en las orejas o en los glúteos se ha vuelto tendencia entre estos animales.
Según publica el medio rumano Stirili Pro Tv, que ha tenido acceso al estudio en cuestión, los investigadores han observado que los chimpancés (Pan troglodytes) introducen una brizna de hierba o un palo en su oreja o recto y luego la dejan colgada allí durante un tiempo. De este modo, el comportamiento no parece tener ningún propósito físico o médico, sino que se propaga socialmente, de ejemplar a ejemplar.
De acuerdo a la información difundida, los mismos investigadores de Zambia informaron de un comportamiento similar entre un grupo de chimpancés en 2024. Estos exhibían los hierbajos en sus oídos. Los dos grupos no tienen contacto entre sí, pero tienen los mismos cuidadores humanos, por lo que se sospecha que "a veces se ponían una brizna de hierba o un fósforo en los oídos para limpiarlos".
El medio apunta que los animales sociales a veces copian comportamientos entre sí. Por ejemplo, algunas orcas (Orcinus orca) en el Pacífico Noroeste son famosas por esto, "desarrollando un extraño hábito de nadar con salmones muertos en sus cabezas".
El primer ejemplar en seguir esta moda fue Julie, en 2010. Los autores del estudio recabado observaron por primera vez el comportamiento tendencioso. "Julie se puso repetidamente briznas de hierba en la oreja y otros siete miembros del orfanato la siguieron". El chimpancé murió en 2013, pero muchos de sus compañeros continuaron la moda.
Según lo publicado, para observar más de fondo esta tendencia, los expertos observaron a los animales durante 12 meses, entre 2023 y 2024. Sólo dos chimpancés mantenían la tendencia de la hierba en las orejas, pero "la audaz variante del trasero se propagó a la mayor parte del grupo gracias a uno de los machos, llamado Juma".
Aun así, los investigadores sospechan que el cautiverio desempeña un papel fundamental en estas tendencias. Y, aunque todavía no se sabe qué obtienen adornando sus orificios, "ayuda a fortalecer la identidad y la cohesión social".
En declaraciones recogidas por el digital, Edwin Van Leeuwen, autor principal del estudio, asevera que "al copiar el comportamiento de otra persona, te das cuenta de que te gusta esa persona". Por lo tanto, "podría ayudar a fortalecer los lazos sociales y crear un sentido de pertenencia dentro del grupo, tal como sucede con las personas", concluye.
