El turismo de cruceros vive un auge sin precedentes, con millones de pasajeros surcando los mares cada año en busca de experiencias a bordo, algo que ha despertado la preocupación ciudadana por la saturación y el impacto medioambiental de estos gigantes flotantes en los puertos. En este contexto de creciente debate, Barcelona se prepara para recibir en el verano de 2026 a un colosal del mar.

Se trata del ‘Legend of the Seas’, el crucero más grande del mundo con 365 metros de superficie y más de 2.814 camarotes, pudiendo alojar hasta 7.600 pasajeros. Este barco de la compañía Royal Caribbean es el mayor de su clase y el primero en zarpar desde la capital catalana en un viaje inaugural desde su puerto base. Se espera que esto ocurra el 30 de agosto del año que viene, con los billetes ya puestos a la venta.

El crucero contará con un total de 20 cubiertas y estará equipado con parques acuáticos, piscinas, toboganes, teatros, espectáculos de música en directo, una gran oferta gastronómica repartida en ocho zonas temáticas y cientos de actividades más. En definitiva, el barco está diseñado para funcionar como una auténtica ciudad flotante, donde además el staff podría llegar a contar con hasta 3.000 personas. 

Preocupación medioambiental

Su ruta arranca por primera vez desde Barcelona y recorrerá alguno de los puertos clásicos del Mediterráneo, haciendo paradas en Palma, Marsella, La Spezia, Roma (Civitavecchia) y Nápoles. Royal Caribbean abrió la venta de billetes el pasado febrero, con tarifas que parten de 1.400 euros por persona. Tras este primer viaje, la compañía tiene previsto trasladar el barco al Caribe, pasando desde Florida a destinos como Aruba, Jamaica o Curaçao.

El anuncio de la llegada de este megacrucero ha reavivado la controversia sobre el volumen de tráfico de barcos en el puerto de la ciudad condal. Estos gigantes del mar son grandes contaminantes y tienen un gran impacto negativo en el medioambiente. De hecho, en 2022 Barcelona fue declarada la ciudad europea con el puerto más contaminante por culpa de los cruceros que atracaron.

Según un estudio de la organización Transport & Environment, la capital catalana emitió desde el puerto 18.277 kilogramos de dióxido de azufre, casi el triple de la contaminación que generan los vehículos en la ciudad, equivalente a 6.481 kg. Por ello, la llegada del ‘Legend of the Seas’ vuelve a despertar la preocupación de asociaciones vecinales y ecologistas que se preguntan si realmente es necesario este crucero en la oferta turística de Barcelona.