El encargado de cobrar multas se las apropia, detectan la desaparición y su hija debe pagar más de 200.000 euros
Hoy, en herencias envenenadas...

Hay herencias y herencias. Desde Grecia llega una de esas historias condenadas a traspasar las fronteras de su propia Justicia. Porque en una ciudad helénica, un tribunal ha condenado a la heredera de un empleado del Tribunal de Primera Instancia a satisfacer una sanción económica de más de 203.000 euros por culpa del padre.
Según explica la prensa local, una auditoría de las autoridades reveló que este hombre, encargado de cobrar una cuantiosa multa, hizo su trabajo en parte. Porque sí que lo cobró, pero optó por quedárselo y no remitirlo al destino correspondiente.
La Justicia se puso manos a la obra y no ha dudado en fallar que sea la hija del 'tramposo' la persona que deba hacerse cargo de satisfacer el importe total. De los 192.000 euros sustraídos por el camino... más unos intereses que hacían de la suma total 203.199 euros.
Todo saltó a la luz cuando la auditoría detalló cómo el encargado de cobrar la multa se apropió indebidamente de la multa, con la desaparición de 192.000 euros y de una veintena de talonarios de recibos, cuyos rastros desaparecieron tras 'pasar' por el empleado durante el período marzo-octubre de 2017.
Dado que este hombre falleció poco antes de que finalizara la auditoría, la cuestión ha pasado a su hija, quien aceptó la herencia a beneficio del inventario, es decir, con responsabilidad limitada.
Pese a ello, el tribunal considera en su fallo que la deuda de la herencia se le transfería a ella, dado que tenía la condición de heredera, aunque limitando su responsabilidad al patrimonio heredado y no a sus propios bienes.
Incluso hubo un juez que planteó reducir el importe a satisfacer por la hija del finado a 37.000 euros; lo que suponía patrimonio neto de la herencia, pero su opinión fue rechazada por la mayoría del resto del tribunal.
