El New York Times se apoya en lo que pasa en Sanfermines para dar con la tecla científica de las estampidas
Un estudio revela que las multitudes densas generan movimientos circulares antes de descontrolarse

Cada julio, durante el chupinazo que da inicio a las fiestas de San Fermín en Pamplona, más de 5.000 personas se agolpan en la plaza del Ayuntamiento. La multitud, vestida de blanco al amanecer, termina teñida de rosa hacia el mediodía por el vino que corre sin parar. Lo que parece un caos festivo ha llamado la atención de científicos como Denis Bartolo, físico de la École Normale Supérieure de Lyon, Francia, quien ha estudiado este fenómeno para entender cómo se mueven las multitudes y, en última instancia, prevenir estampidas mortales.
Bartolo, según New York Times, nunca ha pisado la plaza en San Fermín, pero los relatos de quienes sí lo han hecho le han dejado claro lo abrumador que puede ser. "La densidad de gente es tan alta que no solo te sientes incómodo, sino que duele, como si sintieras presión en el pecho", le han contado. Con esa premisa, el equipo del científico dedicidió analizar el evento para buscar patrones ocultos en lo que, a simple vista, parece el caos.
Durante varios años, colocaron cámaras en los balcones de dos edificios frente a la plaza para filmar a la multitud. “Si miras el vídeo, parece que los movimientos son erráticos, caóticos, turbulentos”, explica Bartolo. Sin embargo, tras analizar las imágenes, descubrieron que la multitud no se mueve al azar. En su lugar, detectaron oscilaciones circulares sincronizadas entre cientos, incluso miles, de personas.
“Estamos hablando de movimientos orbitales que tardan 18 segundos en completarse. Es tan preciso que podrías poner el reloj en hora con ellos”, asegura Bartolo. Estos patrones, que emergen cuando la densidad de personas supera un umbral crítico, no dependen de empujones ni fuerzas externas, sino que surgen de manera espontánea.
El hallazgo no se quedó en lo teórico. Los investigadores aplicaron sus conclusiones a la tragedia del Love Parade de 2010 en Duisburgo, Alemania, donde 21 personas murieron y cientos resultaron heridas en una estampida. Al revisar las grabaciones de seguridad, detectaron los mismos movimientos circulares justo antes de que la situación se descontrolara.
Bartolo sugiere que monitorear estas oscilaciones podría servir como sistema de alerta temprana. “Si detectas estos movimientos cuando aún son pequeños, los organizadores podrían pedir a la multitud que se disperse o se detenga antes de que la situación se vuelva peligrosa”, explica. Aunque reconoce que aún queda camino por recorrer antes de que esta tecnología se aplique en eventos masivos.
Annalisa Quaini, matemática computacional de la Universidad de Houston, valora el estudio como un avance significativo. “Es un esfuerzo enorme y, algún día, podremos usarlo en un contexto práctico”, afirma. Sin embargo, advierte que no todos los escenarios son ideales para detectar estos patrones. “No es lo mismo analizar imágenes de alta calidad en un lugar bien iluminado que trabajar con grabaciones nocturnas y granulosas”, señala.
Mientras tanto, los Sanfermines siguen siendo un laboratorio único para entender cómo nos movemos cuando estamos apretados como sardinas. Y quién sabe, quizás en un futuro no muy lejano, la ciencia que nace en Pamplona salve vidas en eventos masivos de todo el mundo.
