El apagón del pasado lunes tuvo un efecto desigual en las más de 100 plantas de producción de fármacos que existen en nuestro país según la zona en la que se encuentran y lo que duró el corte, que sin embargo apenas impactó en las cadenas de suministro y nada en la realización de ensayos clínicos.

Es el balance que ha hecho en el Foro Salud organizado por Nueva Economía la presidenta de Farmaindustria, Fina Lladós, a quien no obstante le preocupa "el cómo podemos evitar que esto suceda en el futuro". "Es un tema de país, no sólo de nuestra industria", ha enfatizado.

Las más de 100 plantas de producción que las compañías farmacéuticas tienen desplegadas por España activaron inmediatamente sus planes de emergencia en cuanto se produjo el corte de suministro, cuyo efecto dependió "de las zonas en las que hubo más horas de apagón y menos".

Así, algunas "perdieron dos de los tres turnos de fabricación", pero otras lograron mantenerlos porque cuentan con mecanismos de suministro "para evitar no que haya situaciones de emergencia y al menos poder sobrevivir durante unas horas".

¿Cómo actuaron las farmacéuticas?

En casos como el del lunes, las farmacéuticas priorizan la calidad y, sobre todo, la seguridad, manteniendo "las salas blancas con todas las condiciones necesarias". "Gracias a estos mecanismos, mantuvimos una situación más o menos estable", ha valorado la presidenta de la patronal de la industria. Las cadenas de suministro "no se pararon", aunque sí pudieron darse algunos retrasos en las entregas, y los ensayos "no se afectaron porque tienen un poquito más de margen de días" para que los pacientes puedan acudir a los hospitales.

Por otra parte, Lladós también ha mostrado su inquietud por la política de aranceles iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump que, de imponerse a los medicamentos, pondría "en riesgo la producción en Europa", a los fármacos esenciales y a la "ansiada autonomía estratégica que queremos". No sólo hay que evitar esos aranceles sino también una hipotética respuesta por parte de Europa, que importa el 24 % de los insumos de Estados Unidos, porque dispararía los costes de producción.

"Una imposición de aranceles de un 25 %, por ejemplo, aumentaría en 30.000 millones los costes de producción, una cantidad no despreciable, y de alguna manera aumentaría el coste para la industria", ha ejemplificado. Además, pese a que en dos años se han duplicado las exportaciones al país norteamericano, se sigue importando cinco veces más, "con lo cual, cualquier arancel que nosotros impongamos puede afectar negativamente en nuestro caso", ha resumido.

Todo lo cual "podría desincentivar la inversión en Europa" y poner en riesgo el 85 % de las inversiones de activos a largo plazo, cuantificados en 100.000 millones en los próximos años. "Es un momento también decisivo y es imprescindible que la que la Comisión Europea dialogue con el con el Gobierno de Estados Unidos para evitar una espiral de aranceles que a nadie favorecería y en nuestro caso, todavía menos", ha zanjado.