El trucazo de la moneda es un salvavidas a la vuelta de vacaciones: protege la salud y evita el desperdicio
Ayuda a saber el estado de nuestro congelador y los alimentos que guardamos en su interior.

Volver a casa tras las vacaciones suele ser un momento agridulce. Por una parte, está la felicidad de haber desconectado durante unos días. Por otra, se juntan el cansancio, las maletas por deshacer y la rutina que espera. En medio de esta montaña rusa de emociones, lo último que se quiere es encontrarse con problemas inesperados.
Uno de los contratiempos más peligrosos que pueden ocurrir mientras con estamos en casa es que se vaya la luz durante un tiempo prolongado y los alimentos que conservamos en la nevera o el congelador se pongan malos. El mayor riesgo reside en que, si la luz vuelve antes de que regresemos y todo vuelve a congelarse, puede que no nos percatemos de lo que ha ocurrido y comamos algo en mal estado.
Por suerte, hay un truco muy sencillo para comprobar si el congelador ha mantenido la temperatura adecuada durante nuestra ausencia, recogido por Uspms. Solo hay que colocar una moneda sobre un vaso lleno de agua congelada.
Si al regresar la moneda está en la superficie del hielo, significa que el congelador ha funcionado bien. En cambio, si la moneda ha caído al fondo o queda atrapada en el hielo parcialmente derretido, es una señal clara de que hubo una subida de temperatura que puede haber estropeado los alimentos.
Este truco, aunque simple, es una herramienta eficaz para prevenir intoxicaciones alimentarias y evitar el desperdicio innecesario de comida.
Qué hacer con los alimentos
Cuando el pasado 28 de abril España sufrió un apagón nacional, esta cuestión adquirió un gran protagonismo, ya que muchos hogares estuvieron hasta 12 horas sin luz. Para aclarar la situación, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) publicó una guía para saber cómo proceder.
En cuanto al congelador, la AESAN recuerda que "pueden mantener la temperatura de congelación al menos 24-48 horas si no se abren las puertas". Los alimentos "se pueden volver a congelar si no se han descongelado completamente" y conservan cristales de hielo, dureza y sensación de frío.
En zonas donde el corte pueda superar las 24 horas, es clave comprobar que los alimentos no se hayan descongelado del todo. Si han perdido el frío o no se sabe cuánto tiempo han estado a temperatura ambiente, "los alimentos deben descartarse, en particular si no están fríos". Si mantienen una temperatura segura, pueden consumirse en el día o recongelarse.
En el caso de la nevera, "cortes de luz inferiores a 4 horas" no implicarían, en principio, la necesidad de tirar alimentos, ya que el frigorífico "puede mantener la temperatura por debajo de los 5ºC" durante ese tiempo.
Sin embargo, apagones superiores a este tiempo pueden suponer que la temperatura haya superado los 5ºC, lo que obliga a desechar "alimentos perecederos como carne, pollo, pescado, huevos, leche o queso fresco o sobras". El organismo recuerda que estos productos "pueden causar enfermedades al ser consumidos aunque los cocine a las temperaturas adecuadas" y advierte que también pueden "ser el origen de la contaminación cruzada de otros alimentos".
Las frutas y verduras enteras sí pueden aguantar más tiempo fuera del frío, siempre que conserven frescura y se laven como de costumbre. Por el contrario, "las frutas y verduras cortadas o ensaladas preparadas deberán tirarse", igual que los perecederos. Otros productos no perecederos que muchas personas guardan en la nevera, como refrescos, conservas, bebidas alcohólicas o chocolate, no requieren refrigeración y "pueden consumirse sin ningún inconveniente".
La AESAN concluye que, ante la duda, "los alimentos deben descartarse, en particular si no están fríos".
