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El símbolo que no estará presente en el funeral del papa Francisco porque el pontífice decidió eliminarlo

El símbolo que no estará presente en el funeral del papa Francisco porque el pontífice decidió eliminarlo

El deseo del pontífice era el de "simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias del Obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado".

Fieles despiden al papa Francisco en San PedroEFE

Más de 128.000 personas han visitado en estos dos últimos días la capilla ardiente del papa Francisco en la Basílica de San Pedro, que permanece abierta casi las 24 horas para recibir a los fieles que quieren despedirse del pontífice.

La capilla quedó instalada y abierta al público a las 11 horas del miércoles 23 de abril y la previsión es que el velatorio se prolongue hasta las 19 horas de este viernes. Posteriormente, a las 20.00 horas, con la Basílica de San Pedro cerrada, tendrá lugar el rito de cierre del féretro en un pequeño círculo de algunas decenas de personas.

El sábado, a las 10.00 horas, el cardenal decano Giovanni Battista Re celebrará el solemne Réquiem por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro.

Apelando a su sencillez, el papa Francisco ha rechazado que algunos elementos estén presentes en su funeral. No hay tres ataúdes, no hay báculo papal, ni tampoco alusiones del estilo "Romano Pontífice"... Su féretro, de hecho, tampoco descansa sobre el denominado catafalco, una plataforma elevada y adornada con pomposidad para honrar a un alto dignatario fallecido durante el funeral. El deseo del pontífice era el de "simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias del Obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado".

De origen italiano y con raíces en la Antigüedad Clásica, el catafulco fue adoptado por la Iglesia como parte esencial de las exequias de pontífices desde el siglo XV. En España, se popularizó tras las ceremonias fúnebres del emperador Carlos V en 1558 y su uso alcanzó gran esplendor artístico en los siglos XVII y XVIII. 

Este elemento lo vimos en funerales como los de Juan Pablo II o Benedicto XVI, pero Francisco lo rechazó para su despedida como toda una declaración de principios.