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Este ciclista es el hombre más odiado por los conductores y gana 63.000 euros por ello

Este ciclista es el hombre más odiado por los conductores y gana 63.000 euros por ello

Sale cada mañana a patrullar las calles de Nueva York, pero no busca coches mal aparcados ni baches: su objetivo es el humo.

Un ciclista circula por las calles de una ciudad española.
Un ciclista circula por las calles de una ciudad española.Taras Grebinets

En Nueva York hay un hombre al que se le cruzan más coches que peatones, pero no porque sea taxista ni policía de tráfico. Va en bicicleta, lleva una cámara, conoce la normativa de memoria y se pasa el día, literalmente, cazando vehículos que incumplen la ley anticontaminación. El ayuntamiento le paga por ello. Concretamente, más de 63.000 euros al año. Y sí, se ha ganado a pulso la animadversión de los conductores.

Se hace llamar The Streeter, patrulla entre ocho y nueve horas al día por los barrios más transitados de la ciudad, y gana dinero cada vez que denuncia a un coche que está en marcha más de tres minutos sin moverse. En Nueva York, igual que en Dinamarca, está prohibido dejar el motor al ralentí sin motivo, y si alguien incumple, se le multa con hasta 650 dólares. El soplón se queda con el 25 % del importe. En una ciudad que nunca duerme y donde los atascos son eternos, la fuente de ingresos es inagotable.

Una caza legal, pero arriesgada

“Me han gritado, me han amenazado y algunos hasta me han intentado golpear”, ha contado el propio Streeter en declaraciones para la CBS News, al que cita la web danesa Boosted, que también se ha hecho eco del fenómeno. No es para menos: muchos neoyorquinos lo reconocen por la calle y no precisamente con una sonrisa. Él, sin embargo, sigue a lo suyo. Va en bici, graba las infracciones, las sube a la plataforma oficial del ayuntamiento y espera su comisión. Lo hace con una disciplina que recuerda más a la de un vigilante que a la de un activista medioambiental.

Pero no está solo. Aunque The Streeter es el rostro más visible del movimiento, otros ciudadanos también se han sumado a esta peculiar forma de lucha contra las emisiones urbanas. Como en otras ciudades del mundo, Nueva York ha decidido incentivar la vigilancia ciudadana para reducir la contaminación. La diferencia es que allí se paga bien. Muy bien.

Desde luego, no se le puede acusar de pereza. Se pasa la jornada entera pedaleando entre tubos de escape, y lo hace sin que se le caiga la cara de vergüenza. Más bien al contrario. “Si no quieren multas, que apaguen el motor”, zanja.

En países escandinavos como Dinamarca, también se han implantado medidas similares. Allí, algunos ciudadanos se sacan un sobresueldo denunciando aparcamientos ilegales. Pero a diferencia de lo que ocurre en Nueva York, no reciben una parte de la sanción. Por eso, lo del ciclista estadounidense se considera ya una “muy buena fuente de ingresos”, según apunta Boosted. Y eso que las probabilidades de acabar insultado en un paso de peatones son altísimas.

No hay que olvidar que las multas parten de 300 dólares y que basta con grabar la infracción y presentarla. Lo difícil es tener la paciencia, los reflejos y la piel tan dura como este ciclista, que ha convertido su indignación ecológica en un trabajo rentable.