¿'Ir por agua' o 'ir a por agua'? La RAE aclara la duda de una vez por todas
Para entender el origen del debate, es necesario remontarse a la estructura verbal que subyace en ambas expresiones.

En el habla cotidiana de España y América Latina, es común escuchar expresiones como “voy por agua” o “voy a por agua”. Aunque ambas se usan con frecuencia, su corrección gramatical ha sido objeto de debate durante años. La Real Academia Española (RAE), autoridad normativa del idioma, ha ofrecido una postura clara, aunque no exenta de matices, sobre cuál es la forma más adecuada según el contexto y la tradición lingüística.
El análisis de esta cuestión no solo revela una preferencia gramatical, sino también una dimensión sociolingüística que refleja la evolución del español en distintas regiones. La elección entre “ir por” e “ir a por” no es meramente una cuestión de estilo, sino que responde a estructuras sintácticas con implicaciones distintas, y su uso puede variar significativamente entre hablantes de diferentes países.
Para entender el origen del debate, es necesario remontarse a la estructura verbal que subyace en ambas expresiones. “Ir por algo” es una construcción que implica desplazamiento con el objetivo de obtener o traer algo. Es ampliamente aceptada en todo el ámbito hispanohablante y no genera controversia. Por ejemplo, “voy por agua” se entiende como “me desplazo con la intención de traer agua”. Esta forma es clara, directa y gramaticalmente correcta.
Sin embargo, en España, especialmente en el centro y norte del país, es común escuchar “ir a por algo”. Esta construcción añade una preposición más —“a”— que, según algunos lingüistas, refuerza la idea de propósito o intención. Así, “voy a por agua” no solo implica desplazamiento, sino también una voluntad explícita de conseguir el objeto mencionado. Aunque esta forma puede sonar redundante para hablantes de América Latina, en muchas regiones de España se considera perfectamente natural.
La RAE, en su Diccionario panhispánico de dudas, reconoce ambas formas como válidas. No condena el uso de “ir a por”, aunque señala que es más frecuente en España y que puede resultar innecesaria o incluso extraña en otras zonas del mundo hispánico. La institución aclara que “ir a por” es una locución prepositiva que ha sido documentada desde hace siglos y que tiene un uso asentado en el español peninsular. No obstante, recomienda evitarla en contextos formales o en registros donde se busca una mayor neutralidad lingüística.
Desde el punto de vista normativo, entonces, no hay una forma incorrecta. La elección entre “ir por” e “ir a por” depende del registro, la región y el contexto comunicativo. En textos académicos, periodísticos o administrativos, se prefiere la forma más sencilla: “ir por”. En cambio, en el habla coloquial de ciertas zonas de España, “ir a por” sigue siendo habitual y no se considera incorrecta.
Cabe destacar que esta diferencia también ha sido objeto de análisis por parte de gramáticos y filólogos. Algunos defienden que “ir a por” responde a una evolución natural del idioma, en la que la preposición “a” actúa como intensificador del propósito. Otros, en cambio, consideran que se trata de una redundancia innecesaria que debería evitarse en favor de una mayor economía del lenguaje.