La pareja se acerca a la caja del supermercado para pagar, suenan las alarmas y se destapa su astuta maniobra
No es buena idea.
A más de uno se le habrá ocurrido hacer algo así con la entrada de las cajas de autopago en los comercios, pero este ejemplo bien sirve para demostrar que no vale para nada. La empresa siempre termina ganando.
En la ciudad de Roskilde, en Dinamarca, una pareja entró en una tienda de cosméticos para hacer algunas compras. Cogieron productos por valor de 350 coronas pero, al pasar por la caja de autopago, escanearon otros productos más baratos, por lo que la compra se les quedó en 125 coronas.
Creyeron haberlo conseguido pero, claro, las alarmas de seguridad comenzaron a sonar en cuanto quisieron abandonar el local. Los productos suenan cuando no se han escaneado antes para pagarse.
El asunto no terminó bien. Están acusados de fraude, no de hurto, debido a la estrategia utilizada para gastar menos.
