La Sierra de la Culebra y Zamora reviven la pesadilla de los incendios tres años después: "No ha cambiado nada"
Las llamas y el humo vuelven a ser protagonistas en Zamora. En 2022, el fuego arrasó con 60.000 hectáreas y cuatro personas murieron. "Si no actuamos nosotros, habría sido una catástrofe total", asegura un vecino de las localidades afectadas.

Nubes de humo negro y ceniza, fuego, bomberos, servicios de emergencias y desalojos. La Sierra de la Culebra (Zamora) ha revivido la pesadilla de los incendios forestales tres años después de que las llamas arrasaran con más de 60.000 hectáreas y acabaran con la vida de cuatro personas.
Como si de un espejo se tratara, los zamoranos vuelven a verse en unas circunstancias muy parecidas a las de 2022. Unas 1.700 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas, 341 de ellas han pasado la noche en polideportivos habilitados en Alcañices, Tábara y Camarzana de Tera, entre otras. Mientras, los vecinos de otros municipios, como Ayóo de Vidriales, siguen confinados esperando a que la situación mejore y se de por controlada.
El hartazgo de los vecinos es notorio. Revivir lo que debería haber sido un recuerdo nefasto, del que la mala gestión de la Junta de Castilla y León no se libró de las críticas, no hace nada más que reiterar una misma idea dentro de unas personas que se vuelven a ver abandonadas: "No ha cambiado nada".
Un incendio muy virulento
El fuego ha vuelto a ser protagonista. Sobre las 18:20 horas de este lunes se originó un incendio forestal en la localidad zamorana de Puercas, en la comarca de Alcaciñes. Una hora después, obligó a elevar su potencial al nivel 2. Una medida que obligó a desalojar a vecinos de Puercas, Ferreruela y San Martín de Tábara.
En Molezuelas de la Carballeda, los medios de extinción trataron de sofocar con cortafuegos lo que se había convertido en un infierno que hasta este martes ya había arrasado con 3.500 hectáreas. Todavía se desconoce la cifra total de la zona afectada por las llamas en Zamora, pero la directora técnica de extinción, Mar Lejarraga, ha avisado de que las lenguas de fuego son muy virulentas.
Desde este miércoles se ha intentado poner freno a los frentes de Carracedo, Fuente Encalada y Alcubilla de Nogales. Pero la inestabilidad atmosférica y los vientos erráticos complican las labores de extinción.
Pese a que ya se han desalojado ocho poblaciones de la provincia de Zamora, hay varias personas que han resultado heridas este martes en el incendio forestal de Puercas. En total, son siete personas, cuatro de las cuales se encuentran en estado crítico.
Los "últimos de la fila"
Juan Navarro, periodista de El País y autor del libro Los rescoldos de la culebra, que ha visto en primera persona la situación que se vive Losacio, se ha encontrado con muchas similitudes respecto a lo que pasó en 2022. "Lo de aquellos días fue mucho más violento y masivo, se congregó en una zona muy concreta en dos o tres días. Este está siendo bastante poderoso en zonas muy distintas", señala en una llamada telefónica.
"Es un contexto prácticamente idéntico. Es en zona despobladas, con políticas forestales insuficientes y poca inversión. Una constante como la Sierra de la Culebra. Son pueblos pequeños, muy mayores, desatendidos, donde ya no quedan ganaderías", razona.
Aunque reconoce que la primavera ha sido buena, con "todo muy verde y estupendo", cuando llega el verano hace falta gestionarlo. "Cuando eso se seca, es yesca. Como no hay atención... Como no hay manos ni recursos de la Junta, pasa lo que pasa", asegura.
El periodista del diario El País explica que, pese a que es "todo miserable y muy duro", todo el mundo le dice siempre lo mismo. "La España vaciada y abandonada. Faltan medios, faltan bomberos, las instituciones no se fijan en nosotros, la Junta no nos hace ni caso, no se ha invertido nada. Somos los últimos de la fila", defiende.
La llamada telefónica no es una barrera para transmitir el malestar que radica entre los zamoranos y en una importante parte de los ciudadanos de Castilla y León. "Se percibe ese desarraigo hacia las instituciones porque dicen que aquí nadie les hace ni caso", detalla.
"Dicen que se sentían otra vez como en 2022. Otra vez los desalojos, los bomberos, los coches de Guardia Civil. ‘No ha cambiado nada, no ha cambiado nada’, dicen. Emocionalmente, imagínate a esa gente mayor. Buena parte de la población está por encima de los 80 años. Cómo les explicas que los paisajes se vuelven a quemar", cuenta.
Un "sinvivir" rodeado de llamas
Joaquín Menéndez, vecino de Ayoó de Vidriales, uno de los municipios zamoranos que han sido afectados por el avance de las llamas, explica en una conversación telefónica, mientras permanece confinado, que lo que han vivido en las últimas horas ha sido un "sinvivir".
"En este momento, en Ayoó de Vidriales seguimos confinados. Aquí el peligro ya ha pasado. Ahora mismo está en otras 10 localidades alrededor de Ayoó de Vidriales. Esto ha sido un sinvivir. Nos cogió como una ratonera porque llegaron cinco lenguas del fuego y eso envolvió al pueblo", cuenta.
Joaquín Menéndez detalla que la UME, la Guardia Civil y los bomberos les pidió que se refugiaran en casa "mientras salvábamos el pueblo" y que "les dejásemos a ellos". "Pero no se cumplió. "Yo tengo mis animales y tengo mi vida aquí. El fuego lo tenía a 20 metros de mi casa. Fue muy angustioso y terrible. Es algo imposible de olvidar", expresa, con una voz llena de emoción tras los duros momentos vividos.
Tras ver la primera noticia de que iban a llegar los dispositivos, decidió subirse al campanario y grabar la escena desde allí. "Los efectivos me pidieron que me bajara de ahí y que nos metiésemos en las casas. Bajé corriendo y llegó gente de Antena 3, preguntando e informándose también. La UME les pidió que se metieran en una casa y vinieron con nosotros. Desde aquí estuvimos grabando todo lo que pasaba. Horroroso", reitera.
La situación fue empeorando y el fuerte viento colaboró en la rápida expansión de las llamas. "Era un infierno y una ratonera porque no podíamos huir. No podía entrar un autobús a sacarnos del pueblo. Nos había rodeado (el fuego) completamente. Hubo un momento en el que desobedecimos a todos. Cogí las mangueras de bomberos que tengo, las saqué a la calle para todo el mundo. Puse los aspersores en todo el jardín para que no entrase el fuego. Lo veíamos avanzar hasta nosotros", relata.
Fue en ese momento cuando decidió rociar con agua una de las casas en las que tenía a sus animales. La policía le pidió que se fuera a casa porque las llamas ya estaban cerca y él quiso proteger con agua el lugar en el que estaban los animales. "Por suerte, no ha habido problemas con ellos. Si no actuamos nosotros, cada uno con su casa o sus animales, habría sido una catástrofe total", indica.
Al igual que se ha visto en algunos mensajes en redes sociales, el vecino de Ayoó de Vidriales defiende que "hacen falta más cabras en el monte y menos cabrones en los despachos" y justifica que debería ser la PAC la que "tendría que solucionar esto". Recuerda lo que pasó en 2022 en Sierra Culebra y también en una peña cerca al pueblo. "Había pinos que se plantaron cuando yo nací y yo tengo 75 años. Si ves la peña ahora, da pena. Era impresionante, con cinco o seis kilómetros de pinos. Todo quedó abrasado", explica.
"El lamento de una tierra herida"
En una publicación en Instagram del pasado 15 de junio, la asociación La culebra no se calla compartió un vídeo en el que recordaron lo que ocurrió en 2022 en la zona. "El mayor incendio de la historia de España. Un incendio forestal devastador arrasó con más de 65.000 hectáreas de vida, historia y memoria. El viento llevó consigo el humo… y también el lamento de una tierra herida", señalaron.
Precisamente, dos meses antes de que las llamas volviesen a ser protagonistas en Zamora, la asociación quiso refrescar un fuego voraz que redujo a cenizas "árboles centenarios", "fauna salvaje forzada a huir de su hogar" y "pueblos enteros envueltos en miedo y tristeza".
Desde La culebra no se calla avisaron de la necesidad imperiosa de frenar e invertir para poner coto a la posible generación de nuevos incendios. "Nos recuerda que proteger la naturaleza no es una opción: es un deber", aseguraron.
Pero parece que se puede tropezar dos veces con la misma piedra y la situación que se vive con los graves fuegos -14 activos en Castilla y León, 5 de gravedad 2 en Zamora, Palencia y León- vuelve a mostrar las costuras de la gestión de prevención ante los incendios forestales.
Juan Navarro explica que hablando con bomberos- al igual que los ciudadanos-, aseguran que "no ha mejorado nada". "Me dicen que algunos llaman a Castilla y León, Somalia y León. Se ha mejorado levemente en comparación con 2022, pero en los bomberos no hay ese sentimiento de mejora ni en 100 vidas", detalla.
