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Los jubilados franceses se olvidan de España y se marchan a esta ciudad de África: "Con 1.000 euros al mes tenía alquiler y comida"

Los jubilados franceses se olvidan de España y se marchan a esta ciudad de África: "Con 1.000 euros al mes tenía alquiler y comida"

Se trata de una ciudad, conocida como la perla del sur marroquí, que seduce a los jubilados franceses.

Una jubilada en bicicleta en Toulose, Francia
Una jubilada en bicicleta en Toulose, FranciaSergio Formoso- Getty Images

El coste de la vida en Francia no deja de aumentar y muchos jubilados de allí se plantean mudarse, de forma permanente o por temporadas, en busca de una vida más asequible, tal y como revelan en este medio local. 

Y aunque durante años España, Portugal o Senegal encabezaron la lista de destinos predilectos, ahora es Agadir —conocida como la “perla del sur” marroquí— la que está ganando protagonismo como refugio para retirados franceses que desean un día a día más tranquilo y económico.

Con clima templado durante todo el año y más de 300 días de sol, Agadir se ha convertido en un lugar atractivo para quienes buscan una jubilación junto al mar y sin los duros inviernos europeos. "Vivimos al aire libre casi todo el año; es bueno para la moral y la salud", comenta un jubilado que lleva tres años allí.

Uno de los motivos que más pesa a la hora de cruzar el Mediterráneo es el presupuesto. Algunos retirados aseguran que pueden cubrir alojamiento, alimentación y gastos básicos con unos 900 o 1.000 euros mensuales, una cifra que en Francia no les permitiría el mismo nivel de comodidad.

Nathalie e Yves, originarios de Marsella, se instalaron en Agadir en 2014 y cuentan que el costo de vida es notablemente más bajo —aproximadamente la mitad que en Francia—. Viven en una vivienda amplia con jardín por 800 euros al mes y destacan el ahorro en el mercado local: "Cuando voy al zoco de Agadir, gasto menos de diez euros en frutas y verduras de media, suficiente para una semana".

Además del clima y el precio de la vida diaria, Agadir ofrece ventajas añadidas: un ambiente más relajado que en ciudades como Marrakech, la posibilidad de disfrutar de la playa o actividades al aire libre, una sensación de seguridad y una presencia consolidada de comunidad francófona, lo que mejora la adaptación. "Tomé la decisión porque, charlando con una mujer en el avión, nos dijo que con 1000 euros al mes tenía alquiler, comida e incluso lo suficiente para volar una vez al mes a ver a sus hijos. Pensamos: ¿por qué no…?", relata Nathalie.

Residenciarse en Marruecos implica también beneficios fiscales si se abre una cuenta en un banco local. Eso sí, para estancias prolongadas es necesario solicitar un permiso de residencia anual y renovable. El cambio de vida ha sido tal que incluso la madre de Nathalie, Jo, decidió seguir sus pasos tras enviudar: "Ya no cocino aquí; voy a restaurantes todos los días, algo impensable en Francia", asegura.