Muchos han olvidado la forma de ganar dinero que ha hecho a este director hacerse con 1.000 euros extras al mes
"Ahora la gente prefiere estar sentada", lamenta uno de los que mantienen viva esta tradición.
En tiempos soviéticos, recolectar hierbas medicinales era una actividad común y casi obligatoria. Hoy, esta práctica tradicional sobrevive en manos de unos pocos entusiastas, aunque aún puede ofrecer ingresos considerables a quienes se dedican a ella con constancia.
Elmantas Pocevicius, director de la empresa lituana Švenčionių vaistažolės, especializada en la compra de hierbas, asegura que la demanda de estas plantas sigue siendo alta, pero los recolectores escasean. Los jubilados que tradicionalmente se dedicaban a ello van desapareciendo, y los jóvenes apenas muestran interés.
Aunque la empresa intenta adquirir la mayor parte de las materias primas dentro del país, solo logra cubrir un 40% de sus necesidades. El resto debe importarse desde otros países de la UE o regiones donde crecen hierbas exóticas.
Recolectar plantas no es tarea sencilla: requiere conocimientos, esfuerzo físico y tiempo para clasificar, secar y conservar adecuadamente el material. Aun así, puede ser rentable. Un recolectar experimentado puede superar el salario medio del país durante los meses de verano. Eso sí, es necesario actuar con rapidez: las hierbas deben secarse cuanto antes para conservar sus propiedades y valor.
Jonas Saulevicius un veterano recolector de 74 años en Varena, lleva casi dos décadas entregando hierbas a Švenčionių vaistažolės. Comenzó en la infancia y nunca abandonó del todo este oficio. Asegura que, en una buena temporada, puede ganar hasta 1.000 euros al mes solo con la recolección. "Ni cuando era joven ganaba tanto", afirma.
El secreto, dice, está en saber qué hierbas recoger, dónde encontrarlas y cómo tratarlas. Algunas -como las flores de prímula o las esporas de ciertas plantas raras- alcanza precios de hasta 50 euros por kilo. Otras, como las ortigas, son más fáciles de recolectar, pero requieren gran volumen, ya que al secarse pierden hasta el 90% de su peso.
Julio y agosto son meses clave para la cosecha de plantas como la milenrama, el hipérico, el tomillo, la manzanilla, las hojas de frambuesa o la caléndula. Muchas pueden recogerse a diario con relativa facilidad, y las empresas ya ofrecen incluso servicios de secado para facilitar el proceso.
Pero el trabajo es exigente. Pocas familias lo practican hoy en día, y solo hasta que empieza la temporada de setas, más popular. A ello se suma la necesidad de tener espacios adecuados para secar las hierbas, lo que excluye a quienes viven en pisos o ciudades.
"La gente prefiere ahora estar sentada que esforzarse", lamenta Jonas, recordando cómo en su infancia los niños recolectaban hierbas para aprender disciplina y ganar algo de dinero. "Estás en le bosque, respiras aire limpio, y tu salud lo agradece. La naturaleza es el mejor elixir".
Aunque la fitoterapia ya no sea tan común como antes, los que siguen en ella lo hacen no solo por economía, sino por una forma de vida que conecta con la tierra, el esfuerzo y la salud.